Una encuesta hecha por el Centro de Adicciones de Israel encontró que «uno de cada siete israelíes sufre algún tipo de adicción». En los últimos cinco años, desde la última encuesta, alrededor de medio millón de personas se sumaron a las filas de adictos. En un país de sólo nueve millones de habitantes, medio millón en cinco años es mucho. Peor aún, «más del 90 por ciento de los adictos no buscan tratamiento».
No sólo los adultos se vuelven adictos, los niños también lo hacen. La adicción es que nos acostumbramos a una actividad que hace que nuestro cuerpo segregue sustancias que nos hacen sentir bien. Como queremos más y más de esa buena sensación, repetimos compulsivamente la actividad.
La gente puede volverse adicta a cualquier cosa. Puede volverse adicta a actividades físicas, a productos químicos y algunos, incluso, pueden drogarse con ciertos tipos de música.
Además de sentirse bien, hay otra razón por la que la gente se vuelve adicta: desconectarse de los problemas de la vida. La sensación de estar libre de obligaciones y problemas puede ser embriagadora.
Por regla general, los jóvenes se vuelven adictos más fácilmente que los mayores, porque tanto adolescentes como adultos jóvenes están en constante búsqueda de placeres. Para ellos, sentirse bien es lo único que importa.
A medida que maduramos, entran en juego otros cálculos, además del placer inmediato. Esto hace que los mayores sean más «resistentes» a la adicción, aunque tampoco son inmunes.
Hay dos razones para el aumento de las adicciones. Una, actualmente es más fácil encontrar cosas que nos vuelven adictos. Dos y más importante, la desesperación se ha extendido por todo el mundo. La gente está perdiendo el sentido del propósito en la vida y trata de escapar. La sensación de estar drogado o la adrenalina en otras formas de adicción, dan calma y sensación de vitalidad.
El tratamiento que se da es compensar una adicción con otra menos dañina. Las adicciones más fáciles de tratar son las que requieren menor compensación. Pero, realmente no curan la adicción, simplemente la cambian por otra.
La razón por la que más del 90 por ciento de los adictos no buscan tratamiento, es que saben que la medicina no puede curarlos. Si lo único que la medicina puede ofrecer es la abstención forzada de la adicción o el cambio de una droga por otra, eso no es curar y no tienen ningún atractivo para los adictos.
Sólo un remedio puede curar realmente las adicciones mortales que aquejan a la humanidad: es el poder de la vida. El poder de la vida se revela en las conexiones positivas de la gente. Cuando se establecen conexiones positivas, emulan la reciprocidad positiva que impregna la realidad. Esta es la fuerza que hace crecer todo.
Cuando se desarrollan conexiones y su naturaleza recíproca requiere que se hagan en una sociedad de individuos con ideas afines, se llenan de sentido de propósito y satisfacción. Todos se sienten conectados con la realidad, entre ellos y consigo mismos. Es una satisfacción totalmente diferente a la que puede dar cualquier sustancia, es mucho más profunda y satisfactoria. Una vez que se comienza a sentir el poder de la vida, nunca más se necesita nada más, porque nunca querrán desconectarse de la fuerza vital que descubrieron.
Extraordinaria reflexión!!! Es mi sueño conectarme al poder de la vida y no a deseos personales que yo me invento para cubrir la culpa e insatisfacción. Que mi generación la tuvo. Desaprender tantas etiquetas que vengo arrastrando no me ha sido facil quitarlas. Pero sigo adelante se que con Dios lo puedo lograr. Muchas gracias. DIOS los bendiga grandemente.