Tras el aumento de los actos terroristas y de los delitos violentos en Israel y en el mundo, el periódico israelí Ynet publicó un análisis en profundidad sobre el tema de la brutalidad humana. El análisis trató de comprender qué causa que algunos se vuelvan particularmente malvados y si la humanidad puede vencer su creciente crueldad. Los entrevistados en el análisis señalaron muchos factores que pueden hacer que la gente se vuelva brutal. La estructura cerebral, las hormonas, la nutrición de la madre durante el embarazo y el abuso de drogas y alcohol fueron algunos de los factores fisiológicos, abuso, negligencia y crecer en un ambiente violento estaban entre los factores sociales y emocionales. Pero, lo que estuvo ausente en la historia fue el crecimiento exponencial del ego humano, que ya ha llamado la atención de muchos investigadores y que es la causa raíz de todas las formas de malicia.
El ego o narcisismo, como lo llaman los científicos sociales, es el culpable del creciente nivel de crueldad en la sociedad. Está creciendo exponencialmente y es la razón de todos los fenómenos negativos que se han ido intensificando en las últimas décadas. La violencia y la crueldad son sin duda los síntomas más dolorosos, pero las crisis financieras, el agotamiento imprudente de los recursos naturales y las guerras económicas que se han intensificado en el mundo, también son brotes del ego imprudente que se intensifica día a día.
Todo tiene cierto nivel de egoísmo. Cada organismo toma lo que necesita sin tener en cuenta las necesidades de los demás. Cuando todos esos deseos egoístas chocan, se equilibran y el resultado es que todos obtienen lo que necesitan y hay suficiente para todos. En ese estado, los enfrentamientos entre especies, las mantienen fuertes y sanas.
El problema empieza con el hombre. No podemos conformarnos con tomar sólo lo que necesitamos. Nos comparamos constantemente con los demás. No vemos lo que necesitamos, sino lo que tienen los demás y sentimos que debemos tener más que ellos. Como resultado, no podemos estar satisfechos hasta que tenemos más que los demás.
Dado que somos competidores compulsivos e incorregiblemente celosos, nos estamos volviendo cada vez más avaros. Y a medida que el mundo se conecta cada vez más, encontramos más y más gente a la que envidiar, hasta que sentimos que debemos superar a todos. Eventualmente, llegamos a disfrutar no sólo superando, también humillando, degradando y lastimando a todos, Disfrutamos viéndolos sufrir.
Ciertamente, no todos son así. Muy pocos entre nosotros hemos alcanzado esos niveles de narcisismo, pero es la tendencia. En diversos grados, todos somos así y la trayectoria del desarrollo humano hará que cada vez más gente, se vuelva patológicamente egoísta, con todas sus consecuencias. Peor aún, mientras más haya violencia en un lugar común, más gente se volverá violenta. Y mientras más aceptable sea la crueldad, como es el caso en una sociedad violenta y arbitraria, más gente se volverá cruel y abusiva.
Gideon Graif, profesor de historia, dijo en su análisis que el mal, a menudo es más atractivo. Como investigador de la brutalidad durante el Holocausto, llegó a la conclusión de que no todos los alemanes eran sádicos, pero muchos de ellos lo fueron en el ambiente que los rodeó en los campos de exterminio. De hecho, dice, es posible que incluso hayan competido por ser el más cruel.
Desde el Holocausto, muchos experimentos (como el experimento de la prisión de Stanford) han demostrado que, en determinadas circunstancias, incluso la gente más normal puede volverse sádica y abusiva. Dado que nos comparamos con el medio ambiente, no tenemos elección; estamos obligados a ser reflejo de nuestro entorno social. Si el ambiente es sádico, nosotros también seremos así y no sentiremos que estamos haciendo nada malo; no tendremos remordimiento ni sentiremos necesidad de justificar nuestras acciones. Por el contrario, sentiremos que hacemos lo correcto.
Si queremos revertir la tendencia creciente de violencia, abuso y alienación en la sociedad, debemos comenzar a cambiar las normas que consideramos aceptables. Dado que nos vemos obligados a compararnos con los demás, debemos ver que nuestros modelos a seguir sean personas con consciencia. Si queremos disminuir el nivel de alienación, debemos dar elogios públicos a aquellos que se destacan en unir a las personas, que aumentan la solidaridad en la sociedad, que ejemplifican las relaciones positivas y de apoyo. Cuando mostramos modelos positivos a seguir y no violentos, tendremos una sociedad positiva y no violenta, no sucederá ni un día antes.
Gran verdad!!! Mis padres siempre nos decían que las malas compañías, amistades negativas es más fácil dejarnos arrastrar hacia esa corriente que a la dirección correcto, pague muy caro ese error hasta que me volví a Dios y hasta hoy sigo en su voluntad y no la mía. Muchas gracias. DIOS los bendiga grandemente.