La relación entre el Reino Unido (UK) y la Unión Europea (UE) siempre fue inestable. Ahora, oficialmente se divorcian.
El Brexit finalmente ocurrió y hay una buena razón para la sensación de alivio y los sonidos de alegría que, recientemente, resuenan en todo el Reino Unido.
Enseño regularmente sobre la necesidad de la unidad entre las personas, por lo que puede parecer extraño que aplauda a Brexit. Sin embargo, cualquier forma duradera de unidad requiere de una educación consistente, basada en el aprendizaje y la implementación de las leyes de la naturaleza, pero la unidad construida en Europa no tuvo en cuenta esa base.
Ahora, somos testigos del rompimiento funesto de esa unión.
Está escrito, «Estar dispersos: para los malvados es en beneficio para ellos y para el mundo; pero para los justos, es malo para ellos y malo para el mundo. Estar unidos: para los malvados es malo para ellos y malo para el mundo; pero para los justos, es bueno para ellos y bueno para el mundo «. (Mishnah Sanedrín, 8:5)
A primera vista, la UE parecía positiva, pero estuvo condenada desde el principio.
Pues se construyó con conexiones basadas en el ego.
Los países europeos, aparentemente, podrían participar en negocios y comercio de manera fácil y flexible.
Sin embargo, escondido bajo el barniz de la cooperación, acechaba la competencia interna que consumió la fuerza de la unión y al final, ningún país ganó con la unión.
La UE, iniciada por Alemania y Francia, nació de un cálculo frío de viabilidad financiera. Nunca hubo un deseo real de construir nuevas y mejores relaciones ni una unidad social positiva entre los países europeos.
Los estados miembros sólo conectaron sus recursos económicos, bancos e industrias.
En otras palabras, la UE se construyó a partir del interés propio innato en el ego humano que es divisivo por naturaleza, porque solo busca conexiones que finalmente prometen un beneficio propio.
La Unión Europea se inclinó hacia el colapso desde su inicio.
Ahora, podemos regocijarnos por el éxito de Brexit, como un movimiento positivo porque los fundamentos maquiavélicos de la UE quedaron al descubierto para que todos lo vean.
Es muy posible que la disolución haya evitado una guerra importante, derivada de las tensiones y fricciones entre los países europeos unidos con hilos egoístas y frágiles.
En cuanto al futuro de Europa, pende de un hilo. Actualmente se dice que la UE cuelga precariamente de un delgado filamento, tirado por; Estados Unidos por un lado y Rusia por el otro.
Ahora, Gran Bretaña se inclina hacia el lado estadounidense, donde siempre se ha sentido más cómoda. Se incrementa la presión sobre los países de Europa del Este para que también decidan retirarse de la UE y se asocien una vez más con Rusia.
Mientras las tensiones económicas erosionan la ilusión de una conexión auténtica entre los países de la UE, los efectos de la inmigración amenazan con empobrecerlos desde el punto de vista cultural y financiero.
Las luces de Europa occidental se desvanecen lentamente a medida que los países europeos continúan cambiando de cara: París se está convirtiendo en una ciudad africana, Berlín en una ciudad del Medio Oriente y Londres en una vibrante ciudad India.
La complicada combinación lingüística y cultural de Europa, combinada con su polémica historia, siempre propensa a luchas y conflictos, es un mal augurio tanto para la UE como para la supervivencia de Europa, como la conocemos.
Al carecer de una educación que enriquezca la conexión, el ego inherente en el humano, con su exagerado deseo de obtener ganancias a expensas de los demás, bloquea la esperanza de cualquier forma duradera o provechosa de unidad en Europa.
De una forma u otra, parece que Europa tendrá que soportar varias crisis más. La gravedad de los problemas de Europa dependerá de lo que tarden en darse cuenta de que la unidad basada en el ego es frágil e insostenible desde el principio.
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