Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

El caso de la envidia (correcta)

envidia

Foto: Gente escuchando a oradores, durante un acto de solidaridad contra el odio a las minorías. Mucha gente asistió a «Solidaridad: Ohio unido contra el odio» para asociarse con minorías subrepresentadas en Ohio, incluidas las comunidades AAPI (asiático americanos e isleños del Pacífico), comunidades negras y la comunidad LGBTQ+. (Foto de Stephen Zenner / SOPA Images / Sipa EUA)

“El amor es tan feroz como la muerte; la envidia es tan dura como el infierno” (Cantar de los Cantares, 8: 6). La envidia es una de las emociones más intensas. A menudo tratamos de ocultarla, incluso de nosotros mismos, porque es un sentimiento muy desagradable, un golpe directo contra nosotros mismos. Al estar hechos del deseo de recibir placer, la envidia nos hace sentir que, no sólo no recibimos, sino que otros reciben lo que a nosotros se nos niega. Nada es más difícil de tolerar para nuestro ego que la sensación de que otros nos roban, que de alguna manera son mejores, más poderosos, tienen más éxito que nosotros.

Mi maestro solía decir que le encantaría poder usar sólo su pijama. Es cómoda, tiene bolsas grandes para todo lo que pueda necesitar, es cálida en invierno y agradable en verano, ¿Qué más se puede pedir que usar pijama? Pero no podemos usarla porque la gente nos criticaría; no nos apreciará si no vestimos de acuerdo con el código de atuendo social, no tenemos otra opción. Para no ser humillados, usamos ropa incómoda y hacemos lo que otros quieren que hagamos. Por eso, la envidia y el miedo a ser humillados dictan toda nuestra vida.

Sin embargo, la envidia no tiene por qué ser negativa. Nos hace envidiar lo que los demás tienen y que nos gustaría tener, pero si quisiéramos tener cosas positivas, la envidia aumentaría nuestra motivación para obtenerlas. Por cosas positivas me refiero a lo que nos inspira, fortalece nuestra sociedad, aumenta nuestra solidaridad y nuestro sentido de realización personal. Para que esto suceda, nuestra sociedad necesita fomentar valores pro sociales. Cuando la sociedad valora a la gente que contribuye, que hace que la gente sea más feliz y se conecte más, todos sienten envidia y quieren hacerlo.

Así, usando la envidia, hacemos que la sociedad pase de competitiva y abusiva a solidaria e inclusiva. Cuando la gente compite por ser amable, sus logros no tienen fin. Además, cuando percibes que ayudar a otros es satisfactorio para ti, como expresión de tu bondad, ayudas a todos a convertirse en lo mejor que pueden ser y al mismo tiempo, a querer contribuir con sus logros a mejorar aún más a su sociedad. Los logros que obtendrá una sociedad así, no tienen fin.

O sea, la envidia puede ser mala o buena, depende de los valores que envidiamos. Si aprendemos a valorar lo que es bueno para todos, nuestra envidia se convertirá en motor de felicidad.

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Publicado en: News
Un comentario sobre “El caso de la envidia (correcta)
  1. Rosa María Lomeli Delgado dice:

    Muchas gracias 🌹

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