Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

El cine como herramienta de propaganda

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Producer Deema Azar and actor Ashraf Barhom introduce «Farha», the closing film during the ninth edition of the Palestine Cinema Days festival, in Ramallah, in the Israeli-occupied West Bank, November 7, 2022. Film Lab Palestine/Handout via REUTERS

La película Farha es un drama histórico jordano sobre la experiencia de una niña palestina, durante la Guerra de Independencia de Israel. Los palestinos le llaman Nakba (catástrofe). La película cuenta la historia de Farha, una niña palestina que sueña con ir a la universidad, pero sus sueños se hacen añicos cuando su familia es asesinada a tiros por soldados israelíes. La película fue prohibida en Israel, pero Netflix la transmite en todo el mundo.

Creo que podemos esperar que se usen muchas otras películas así y también otros medios de propaganda contra Israel, pues se espera que la ola crezca. La verdad -parcial, total, inexistente o relacionada- no tiene nada que ver con la aceptación del mundo de esas historias. Dado que el mundo odia a Israel, cualquier cosa que aproveche ese sentimiento recibe ovación de pie de la crítica y del público.

Las películas son un medio poderoso para dar mensajes. EUA las ha usado desde los albores del cine. Piensa en ideales como: sueño americano, superhéroes, maldad de la Rusia soviética o romanticismo del lejano oeste. Ninguno de ellos se hubiera arraigado tanto en nuestra psique si no fuera por Hollywood y su industria cinematográfica.

Que la historia de Farha se base en una leyenda creada para promover la narrativa palestina es irrelevante desde la perspectiva de los espectadores. Absorben el mensaje, como cualquier mensaje de Hollywood. Que la película sea una herramienta de propaganda no disminuye en absoluto su impacto en los espectadores.

Israel también puede producir películas que promuevan la narrativa israelí y presentar contrapropaganda. Pero, como siempre que Israel intenta explicar al mundo, las películas no tendrán impacto; nadie creerá nuestra narrativa y todos adoptarán las afirmaciones palestinas, sin siquiera molestarse en verificarlas.

Dicho esto, dado que las películas son una poderosa herramienta de propaganda, creo que podemos y debemos usarlas, pero úsalas para promover un mensaje que cambie la opinión de la gente sobre Israel. Ese mensaje no tiene nada que ver con los palestinos, sino con nosotros mismos. Dado que el mundo se comporta con nosotros como nos comportamos unos con otros, si mejoramos nuestro comportamiento con los demás, el mundo mejorará su comportamiento con nosotros.

La sociedad israelí está plagada de división y odio. El país está dividido en facciones que se detestan unas a otras. Ese aborrecimiento se proyecta al mundo y el mundo reacciona con aversión hacia Israel.

Podemos pensar que nuestras relaciones internas son asunto interno de Israel, pero nada más lejos de la realidad. Desde el inicio de nuestra nación, hemos estado en el centro de la atención del mundo. La razón por la que el antisemitismo no ha muerto, prueba que el mundo nunca ha dejado de ver a los judíos ni de condenarlos por sus pecados. Y nuestro único pecado es odiarnos unos a otros. Cuando nos preocupamos y mostramos solidaridad y responsabilidad mutua, el mundo nos admira y aprende de nosotros. Cuando no nos gustamos, el mundo nos odia y nos reprende por difundir el odio. No nos dice explícitamente que nuestro deber es difundir la unidad, pero que considere belicistas a Israel y a los judíos prueba que espera lo contrario.

Por eso, si queremos propagar la unidad, debemos dirigir nuestros esfuerzos a la unidad interna y las películas son una gran herramienta para este fin. Así como Farha es una historia dramática, podemos producir películas que muestren a Israel unido y cómo sería la vida en Israel si estuviéramos unidos. Por supuesto, serán imaginarios ya que somos cualquier cosa menos unidos, pero crearían una narrativa positiva y permitirían un discurso público que se centre en la unidad en lugar de la calumnia y la división.

Debido a que la opinión que el mundo tiene de nosotros depende de nuestra opinión mutua, estamos en una posición única para determinar cómo queremos que el mundo nos vea. Podemos elegir qué entretenimiento producir y qué mensaje transmitir. Dado que todos los medios transmiten un mensaje y tratan de influir en su audiencia, conscientemente, debemos dirigir los mensajes de los medios que consumimos para transmitir un mensaje que nos ayude, no uno que nos perjudique.

Y sólo hay un mensaje que nos ayuda: unidad y solidaridad entre los israelíes, es la única cura para el Estado de Israel y para el estatus de Israel en el mundo. Como consecuencia de mejorar la posición de Israel, los judíos del mundo sentirán alivio, pues el antisemitismo disminuirá.

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Publicado en: News
Un comentario sobre “El cine como herramienta de propaganda
  1. Nancy Hopkins dice:

    Gracias por compartir.

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