Un año electoral siempre es un año difícil. Pero este año parece más duro que otros. La guerra comercial con China que parecía estar disminuyendo con la firma del 15 de enero de la fase 1 del acuerdo comercial, se reavivó pues Estados Unidos culpa a China de propagar el coronavirus. Y mientras el virus causa estragos en EUA, con casi dos millones de infectados y más de 100,000 muertes hasta la fecha, la gente, en todo el país repentinamente salió a la calle, en un intenso estallido de violencia para protestar por la muerte de un hombre de color a manos de un policía blanco, durante un arresto fallido. El país realmente necesita un superhéroe, pero no hay ninguno a la vista. A medida que se acerca el día de hacer o morir, el país depende de su gente. Si vence al odio y se une por encima de sus diferencias, Estados Unidos realmente será grandioso. Si no lo hace, se habrá ido.
Como dije, la situación no es brillante. La gente está agotada por la preocupación. No sabe qué le traerá el mañana, la incertidumbre causa ansiedad. Incluso si puede consolarse comprando donde se reabra la economía, a menudo no puede permitirse comprar mucho, porque el cierre la dejó sin dinero, porque se perdieron empleos o porque las tiendas se declararon en bancarrota. En una situación volátil, todo lo que se necesita es un motivo y el motivo fue la muerte injustificada de George Floyd.
En este momento, la llama es mucho más que la muerte de Floyd; es sobre el destino y el futuro de EUA. El proceso es dinámico y avanza muy rápido hacia el colapso social y quién sabe qué sigue.
En muchos sentidos, Estados Unidos es la moderna Babilonia, una colección de etnias, religiones y razas que llegaron por la fuerza o en busca de un sueño. Ese sueño ya se fue, pero la gente está allí para quedarse y también el odio. Ahora deben forjar una nación como ninguna otra. De la colección de gente más diversa y dividida que jamás haya ocupado un país, los estadounidenses deben encontrar algo para unirse, algo que sea mayor que su división, enemistad y desconfianza. No hay otra forma. Si no hallan el modo de unirse, el abismo, cada vez más profundo, hará pedazos a la nación.
Para hacerlo, debe dejar de intentar que todos sean iguales. La gente no es igual, ni debe serlo. Así como no hay dos órganos iguales en el cuerpo, no hay dos personas iguales y ciertamente, no hay dos razas. Así como los órganos se complementan y son esenciales para la existencia del cuerpo, también lo son las facciones de la sociedad. La diversidad no debe ser borrada; ¡debe ser abrazada! Es una fuente de poder, resistencia y alegría. Cuando en el cuerpo, órganos diferentes, incluso opuestos trabajan juntos en armonía, es signo de buena salud. Las facciones de la sociedad pueden y deben hacer lo mismo.
En el caos global emergente, los ojos del mundo están en Estados Unidos buscando un ejemplo. Ahora que EUA está destrozado por el odio, sus brotes desagradables se extienden, en Londres, Berlín y Toronto y en muchas partes del mundo ya han estallado protestas. Si EUA se da cuenta de la responsabilidad que hay sobre sus hombros, podría ayudarlos a encontrar la fuerza para superar siglos de miedo, sospecha y animosidad.
La historia humana siempre se ha escrito con sangre, la mayoría de las veces con sangre de gente inocente. Vivimos tiempos históricos, la raza humana está convergiendo en una entidad global. Ciertamente es un cambio dramático e histórico, pero no tenemos que escribir este capítulo de la manera habitual; podemos hacerlo consciente y voluntariamente, por nuestro propio deseo, o sea, pacíficamente. EUA es líder en este proceso; es la nación más poderosa, su población es la más diversa y sus problemas sociales demuestran el tipo de desafíos que la humanidad enfrentará pronto. Esto coloca a Estados Unidos en una posición única para ser el pionero y allanar el camino para una nueva humanidad y dar ejemplo de trascender, prejuicios, enemistad y miedo. Pero ¿el pueblo estadounidense elegirá hacerlo? Sólo ellos decidirán.
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