El día que Palestina sea liberada e Israel destruida, judíos y soldados de las FDI serán ejecutados, los activistas por la paz podrán irse con seguridad, los expertos en tecnología y las mentes brillantes se verán obligados a quedarse durante algún tiempo, para dar apoyo.
Estas son algunas de las conclusiones sobre el destino planeado para el Estado judío, a las que se llegó durante la conferencia «Promesa del Más Allá» celebrada recientemente por los líderes de Hamas, en la Franja de Gaza.
Se pueden poner los ojos en blanco ante otro anuncio más que predice la desaparición de Israel en los próximos años, pero si se examina el área, casi todo está preparado y dispuesto para ese plan. En Israel hay representantes árabes en posiciones clave, reciben grandes sumas de dinero, están armados, tienen mucha mano de obra y tienen el apoyo de todos los países árabes, ¿por qué no debería ocurrir ese evento tan perturbador en el futuro?
No estamos en la tierra de Israel sólo por nuestras fuerzas de seguridad, sino principalmente por la gracia suprema. Nuestro desprecio por este hecho y nuestra falta de voluntad para reconocerlo y comportarnos, gradualmente y en consecuencia, nos hacen perder el paraguas espiritual que nos protege.
No creo que las descripciones de Hamas, de las pesadillas para el pueblo de Israel, ocurran como lo describen, pero es importante estar alerta y reconocer que la situación es inestable y que siempre está la posibilidad de que degeneren en esa peligrosa situación.
El plan del enemigo es muy detallado: desde leyes de transición -pasando por transferirles bienes raíces- hasta leyes militares, legales y de seguridad. Mientras visualizan un nuevo Estado y como sabemos, nada se interpone en el camino del deseo, nuestra visión judía se desvanece.
Cada día que pasa, en el que no buscamos un plan serio de vinculación, para superar nuestra alienación y resentimiento e ir hacia una unidad más completa, hace que perdamos nuestra fuerza. Cada día que no actuamos ni tratamos vigorosamente de descubrir la Fuerza Suprema, el poder de dar y amar, hace que perdamos nuestra verdad.
Al mismo tiempo que nuestro asentamiento en la tierra de Israel y junto a él, nuestro enfoque intensivo en su seguridad, debemos atender el espíritu de la nación como una sola unidad, porque sin él, no sobreviviremos por mucho tiempo. Nuestra separación rompe ese espíritu y luego se transforma en fuerzas negativas que nos amenazan a través de nuestros enemigos.
Necesitamos construir un hogar espiritual en nuestro corazón, para vivir como un hombre con un corazón. Debemos dar nuestra intención a la Fuerza Suprema, al poder de conexión, un espacio dentro de nuestro corazón común, donde habite con nosotros y entre nosotros. Sólo así podremos asegurar nuestra existencia futura en la tierra de Israel. Este espíritu de responsabilidad mutua y amor que despierta en nosotros, será nuestro éxito. Por eso, debemos apresurarnos y construir un Israel espiritual, correcto y fuerte, una tierra habitada por gente conectada emocionalmente, entre sí y con su raíz superior.
El principal cabalista Rav Yehuda Ashlag (Baal HaSulam) advirtió que “Israel debe dar algo nuevo a las naciones. ¡Eso es lo que esperan del regreso de Israel a la tierra! … Justicia y paz. Esta sabiduría se nos atribuye sólo a nosotros. Si se cancela este regreso, el sionismo se cancelará por completo … Y los residentes estarán destinados a soportar mucho sufrimiento. Sin duda, ellos o sus hijos, poco a poco, dejarán el país y sólo quedará un grupo insignificante, que finalmente será tragado entre los árabes”, Escritos de la última generación.
Debemos construir una conexión interna, un corazón común que atraiga a todos y expanda los círculos de influencia positiva en el mundo. Así, poco a poco, se irán sumando el resto de las naciones. Ese día, no habrá árabes ni judíos, habrá un solo pueblo. No habrá Israel ni Palestina, sólo una humanidad con una oración a la Fuerza Suprema única, el poder de influencia y amor. Como está escrito: «Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos». (Isaías 56: 7)
Un deseo general completo que genere Paz y estabilidad Mundial.
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