Hace poco escribí sobre la crisis de los docentes en Israel y sobre cómo creo que debería resolverse. Me complace que el sindicato de docentes haya llegado a un acuerdo con el Ministerio de Hacienda y que los docentes reciban un aumento importante, esa era una de mis propuestas. Sin embargo, hay otro punto en el acuerdo, que no creo que contribuya a la buena enseñanza, sino que crea una distorsión en el sistema: los maestros recibirán bonos económicos por excelencia en la enseñanza. Es decir, se calificará el desempeño de los docentes y si sus calificaciones son buenas, recibirán un dinero extra.
Estoy totalmente de acuerdo en que se debe alentar la enseñanza de calidad, que los maestros deben esforzarse por ser lo mejor que puedan ser y que se debe apreciar a los buenos maestros. También estoy de acuerdo en que se debe calificar su desempeño. Donde veo el problema es en la recompensa que reciben a cambio de un buen desempeño.
Cuando enseñan, la recompensa económica les harán pensar en el dinero y no en la educación que dan a sus alumnos; los convertiría en “vendedores” que piensan en los bonos que obtienen a cambio de más ventas, en lugar de pensar en los clientes, es decir, en los estudiantes. Si los maestros ajustan su enseñanza para ganar bonos en lugar de pensar en las necesidades de sus alumnos, no habrá buenos maestros y ciertamente no tendremos una buena enseñanza.
Otro punto que debemos considerar es, quién debe participar en la calificación de los maestros. Según el nuevo acuerdo, los directores de las escuelas decidirán quién es buen maestro. En mi opinión, los estudiantes también deberían hacer oír su voz al respecto. En primer lugar, son los que pasan más tiempo con el profesor. Ellos son los que sienten de primera mano si la enseñanza del profesor es clara, si las tareas son adecuadas y razonables, si las calificaciones son justas, si el profesor tiene paciencia o no, etc. Por tanto, conocen mejor que nadie su trabajo.
Otra razón por la que creo que los estudiantes deberían participar en la evaluación de sus profesores, es que será una herramienta educativa eficaz. Hará que los alumnos reflexionen sobre la enseñanza, sobre el papel y el trabajo del docente y sobre ellos mismos como alumnos. Podrán discutir estos temas entre ellos, desarrollar una comunicación interpersonal y enriquecerse mutuamente con diferentes perspectivas. Poder ver la perspectiva del otro lado es uno de los elementos clave para que maduren emocionalmente y ponerse en el lugar del maestro, es una excelente manera de ayudar a los estudiantes a lograrlo.
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