Estados Unidos es un país único. Su gente emigró allí con el propósito de buscar una buena vida y escapar de la mala vida que tenía en su país de origen. En muchos sentidos, sus fundadores eran fugitivos. Llegaron de Inglaterra, de los Países Bajos y de Alemania y construyeron un país con valores como; «Para cada uno lo suyo» y «Lo que es mío es mío y lo que es tuyo es tuyo».
Y lo lograron. Mientras que otros países estaban encadenados por su religión, tradición, modales y cultura, los estadounidenses eran libres de construir su propia vida y lo hacían con vigor. Hicieron de la religión un asunto personal en el que el Estado no debía interferir, santificaron la propiedad privada más que la santidad de la vida y el país crecía a medida que llegaba más gente de otras nacionalidades y culturas.
Finalmente, incluso la esclavitud fue abolida, la diversidad étnica alcanzó su punto máximo y el país prosperó. Parecía que el trabajo duro le daría a cada uno, una casa en los suburbios, un automóvil en la acera de entrada y una valla alrededor del césped, o sea, lograría el Sueño Americano.
Pero algo cambió en las últimas décadas. Las brechas salariales crecieron, los precios subieron y las tasas de matrículas de estudio se dispararon. Gradualmente, la Tierra de Oportunidades se convirtió en una tierra de decepción, frustración y desesperación. El ego, que la Declaración de Derechos coronó como líder, ya no cumple su promesa de una vida pródiga y fácil. Ahora, en la tercera década del tercer milenio, la vida en Estados Unidos es ardua, dura y desesperada.
Pero no es porque hayan hecho algo mal. Por mucho tiempo, el estilo del país, fue el camino a seguir. Por mucho tiempo, fue la prueba de que diversas etnias y culturas, podían convivir (más o menos) en paz. La diversidad de la sociedad estadounidense fue un testimonio del lema de posibilidades ilimitadas y le dio la fuerza y la flexibilidad que ningún otro país tenía.
Pero el ego no es pasivo. Es un monstruo que sigue creciendo y, a menos que lo domestiques, se levantará contra su dueño. Ésta es una parte de los problemas de Estados Unidos. El ego desenfrenado hizo que la desigualdad creciera a niveles tales, que algunos no pueden alimentar a sus hijos y otros tienen más millones de dólares de los que pueden contar. Una sociedad así es insostenible.
La otra parte de los problemas de Estados Unidos, es la naturaleza misma. Se volvió intolerante al egoísmo. Si hasta hace poco podías salirte con la tuya, contaminando todo lo que quisieras, extrayendo y perforando tanto como pudieras y extinguiendo especies a izquierda y derecha, la naturaleza ya detuvo la celebración de la humanidad con un pequeño asistente con un gran nombre: SARS-CoV-2, también conocido como COVID-19.
El coronavirus detuvo la civilización en seco y en unas pocas semanas de cuarentena, nos mostró lo hermoso que podría ser el mundo si dejáramos de destruirlo. Además, el virus nos dijo por dónde empezar; cuidando la salud de los demás, con el uso de cubrebocas y manteniéndonos a dos metros de distancia.
El virus nos dijo que nuestra civilización explotadora, donde estamos alienados unos de otros, no puede continuar, que debemos cambiar la forma en que nos relacionamos, entre nosotros y con la naturaleza y que el predominio del ego debe terminar. Naturalmente, el país con más ego sufrió el peor golpe: Estados Unidos.
Todos los países sufren y seguirán sufriendo los golpes económicos, sociales, físicos y emocionales de Covid-19. Pero Estados Unidos, cuya población es la más diversa y cuya cultura es la más individualista, será el que más sufrirá.
Estamos presenciando el inicio de una nueva era, donde se aprenda a cooperar y pensar en los demás, donde el cuidado y la consideración tomen el timón, donde pensar en uno mismo y en privilegios individuales, será despreciable. Naturalmente, el país que fue líder mundial de la autocomplacencia, será el último cuando llegue la nueva era.
Pero no se pierde toda esperanza. Estados Unidos es tierra de pioneros, gente atrevida que probó lo desconocido y venció las probabilidades. Tendrá que reinventarse, reestructurar su sociedad y reeducar a su gente y si algún país puede hacerlo, ese es Estados Unidos.
En este momento, Estados Unidos está sufriendo una desintegración civil que podría convertirse en guerra. Pero si hay deseo, hay modo. Si el pueblo estadounidense quiere salvar a su país, debe unirse y transformar su sociedad en una entidad cohesiva y mutuamente responsable que sirva como ejemplo de la forma correcta de vivir en la era de dependencia mutua. La única pregunta es, si los estadounidenses tienen el deseo.
Doctor con muchos respeto le pregunto si cree que China representa la cooperación y el respeto mutuo que usted dice, ya que China es el país llamado a ser lider si EEUU cae.
Muchas gracias 🌹 bendiciones infinitas 🙏🌹