En medio de tormentas políticas, entre un mensaje donde un candidato calumnia a otro y hostiga a un tercero, y entre un muestreo positivo y una encuesta negativa, ocurrió otro evento menos ruidoso. Días atrás, Jared Kushner, yerno y asesor principal del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, visitó el Medio Oriente, junto con Jason Greenblatt y otros altos funcionarios estadounidenses. Ellos se encontraron con el Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, con el propósito de debatir el acuerdo de paz norteamericano, el cual fue enunciado en la conferencia de Bahrein el mes pasado.
No soy experto en ciencias políticas, pero está claro que la necesidad de oficiar una reunión cumbre hacia un acuerdo de paz con los palestinos no proviene de los propios palestinos, o del régimen de Hamas que controla los territorios. Tampoco proviene de Abu Mazen o Irán.
Los que presionan sobre el acuerdo son otros países, como Rusia. Para ellos, Israel es como una isla diplomática frente a todo el mundo árabe; un lugar donde aún se pueden realizar reuniones y cumbres que permiten a los representantes de los distintos países, conversar y debatir entre ellos, ya que de lo contrario, habrá una guerra general en la cual no están interesados.
Dichos contactos, enviados por el presidente Trump, amigo de Israel, obran a favor de Israel. No obstante, estos son beneficiosos siempre y cuando Trump esté en el poder. Si algún día un representante del partido demócrata subiera al poder en Estados Unidos, la situación para el Estado de Israel y el mundo entero cambiaría rápidamente para mal. Un nuevo presidente que sea como Barack Obama, por ejemplo, podría conducir a conversaciones que no actuarían a favor de Israel. Como ejemplo, el acuerdo sobre el programa nuclear iraní.
Antisemitismo creciente
De cualquier manera, sea un líder u otro, el mundo sigue su curso. El odio hacia nosotros, el pueblo de Israel, seguirá en aumento día tras día, y el antisemitismo que ya se intensificó en el mundo entero, se fortalecerá aún más. A medida que pase el tiempo, el odio hacia los judíos será legitimado y se convertirá en una rutina, de tal manera que tampoco habrá participación nuestra en las conferencias internacionales. Todo esto es de esperar.
Lamentablemente, no veo que la cooperación con el gobierno de Trump se esté fortificando. Tampoco el gobierno Israelí -deteriorado en todos sus niveles-, que supuestamente debería dirigir al pueblo de Israel hacia la superación de las divisiones y las grietas sociales. Es por esto que, desde la perspectiva de la Sabiduría de la Cabalá, que lucha por una mayor conexión humana, no es posible ver que la cooperación de hoy en día con el gobierno de Trump sea un “certificado de garantía” que protegerá a Israel de guerras y amenazas externas.
Los partidos políticos también se alejan del pueblo y no se preocupan por sus carencias. Los futuros funcionarios están cada vez más ocupados en asegurar sus puestos en la Knéset (parlamento israelí), un lugar de activistas y negociaciones que no conducen a nada.
El rol del pueblo de Israel
Aun si hubiese una tendencia similar en otros gobiernos, el pueblo de Israel tiene un propósito y un papel diferente. Al Estado de Israel se le otorgó el derecho de existencia para cumplir su misión: ser el centro de la conexión, un ejemplo de unión para todos los pueblos, “luz de las naciones”.
Desafortunadamente, en la despiadada carrera antes de las elecciones, ocuparse de lo insignificante lleva a la desatención de temas de importancia y refleja los principales puntos de controversia en la sociedad israelí. Hoy, Israel está obrando en sentido contrario a la tarea que le ha sido asignada. Esa es la fuente de todos los conflictos y problemas, fallas y separación que están surgiendo en el mundo.
Según la Sabiduría de la Cabalá, el período en el que el Estado de Israel tiene derecho a existir irá acabándose a medida que sigamos ignorando nuestro papel y no ayudemos a lograr una corrección en el mundo; es decir, primero, la conexión entre nosotros, y en la siguiente etapa, ser una fuente de inspiración para todas las naciones del mundo. Si Israel se convierte en un foco de separación, no tiene derecho a existir en el mundo. Entonces, así como tuvimos que huir a la diáspora en el pasado, nosotros mismos podríamos ahora sentenciar nuestro propio destino.
Este escenario de terror se puede detener de inmediato si el pueblo de Israel actúa para cumplir su papel. Sólo la conexión en el pueblo de Israel puede ser la fuerza para detener el deterioro. Es suficiente una pequeña conexión en Israel para lograr un cambio en favor del mundo entero. No existen otras soluciones mágicas.
Por lo tanto, el llamado debe ser dirigido a los representantes de Israel y a todo el pueblo, a superarse, a trabajar internamente, y comenzar a ver las cosas con seriedad, actuando para la instauración de un acuerdo de paz entre los diferentes sectores del pueblo. Sólo al establecer la paz entre nosotros, se producirá la paz con nuestros vecinos y con el mundo entero.
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