Mientras más caótico se vuelve el mundo, sentimos más estrés y ansiedad. La inseguridad sobre el futuro causa inquietud y lo único que parece seguro es que no podemos confiar en nadie ni tenemos idea de lo que traerá el mañana. Hay un culpable detrás de nuestro miedo y ansiedad: somos hostiles y nos odiamos y donde no hay amor, hay miedo y mucho.
No sólo la gente tiene miedo. También lo tienen mascotas, animales e incluso plantas, aunque no lo etiquetamos como tal. El miedo nos hace un gran servicio: es el centinela que nos advierte, para no caer en peligro, es un mecanismo de protección que empleamos todos los seres vivos.
Parece razonable pensar que el progreso debería habernos dado más confianza. Parece que la tecnología puede protegernos mejor que si viviéramos en cuevas. Pero, el desarrollo ha traído consigo una serie de peligros desconocidos y no tenemos idea de cómo enfrentarlos.
En el pasado, los peligros eran enormes, incluso más y verdaderamente existenciales. Para la gente de las cavernas, por ejemplo, aventurarse fuera de la cueva significaba ser vulnerable a los ataques de los depredadores. Pero, el miedo no causó pánico porque la gente conocía los peligros y sabía protegerse de ellos. Hoy, innumerables elementos y factores afectan nuestra vida y la vida de nuestros seres queridos y no podemos conocerlos, no los vemos venir ni sabemos superarlos. Naturalmente, esto nos pone en constante estado de presión y ansiedad.
Mientras más evolucionamos, más egoístas nos volvemos. De hecho, aproximadamente, desde el inicio del siglo, hemos llegado a tal nivel de egoísmo, que los sociólogos hablan de “epidemia de narcisismo”.
A medida que nos volvemos cada vez más sofisticados y narcisistas, desarrollamos sistemas cada vez más complicados que nos dejan impotentes y desconfiados de esos sistemas y de todo. Como no nos gustamos ni confiamos en otros, erigimos escudos protectores que aumentan nuestro aislamiento, alienación y miedo.
Si queremos sentirnos seguros, no necesitamos trabajar directamente en aumentar nuestra confianza. Por el contrario, debemos dejar de lado la preocupación excesiva y enfocarnos en aumentar el cuidado por los demás, pues no hacerlo, es la razón de nuestro temor.
La sensación de seguridad no surge de luchar contra el odio; sino de luchar por la conexión, por el cuidado. La única maldad que existe, está en nuestro corazón. Su cura no es desarraigarlo sino inculcar consideración y en última instancia, bondad.
Una persona preocupada por cuidar a otros no le teme a nada. Cuidar de los demás es el mayor regalo que podemos recibir. Si podemos construir una sociedad con base en el cuidado y consideración, será una sociedad segura y feliz, pues no hay miedo ante la presencia del amor.
Muchas gracias por compartir. Ojalá llegara el día que el miedo deje de paralizarme ante los compañeros de AA. Aquí lo que me queda claro es que el día que llegué a depender totalmente de Dios. Eso resolverá todo. Dios los bendiga grandemente.
Muchas gracias por entregarnos esos bellos consejos, cuanta verdad hay en sus palabras .-
Excelente articulo doctor Laitman