Hoy, cuando vemos al mundo, sólo vemos una fuerza: el egoísmo. Creemos que todo funciona de acuerdo con los esfuerzos de cada uno por elevarse a la cima, ser el cazador y no el cazado, el depredador y no la presa. Nosotros, la humanidad, llegamos a la cima de la pirámide y desde el cenit, buscamos qué más arrebatar. Para lograrlo, aprendemos, nos volvemos más sofisticados y desarrollamos tecnología, ciencia, estructuras sociales y todo lo que hemos desarrollado para tener éxito en este mundo.
Pero ahora que logramos todo eso, descubrimos que todavía algo anda mal. Nos damos cuenta de que fuimos demasiado lejos. Llevamos el ego al extremo y destruimos nuestro planeta. En lugar de apoyarnos, nuestra casa se está derrumbando sobre nosotros, libera lluvias torrenciales que inundan países enteros, estalla en llamas que incineran bosques titánicos y lanzan cenizas a los niveles más altos de la atmósfera. Las tierras heladas de Siberia, que alguna vez se pensó que no tenían vida, se están derritiendo y liberan virus y bacterias para los que nuestro sistema inmunológico no tiene anticuerpos. Y el reino animal que creímos haber dominado, nos está infestando con virus y otros insectos que detienen nuestra actividad global.
Con el apogeo detrás de nosotros y la amenaza de la venganza de la naturaleza por delante, parece que sólo tenemos una opción: dejar de intentar dominar a la naturaleza y empezar a cooperar con ella. Este es el momento de entender que la naturaleza no está dirigida únicamente por el ego, sino que hay dos fuerzas, egoísmo y altruismo, que se equilibran y generan armonía dinámica que permite que se cree vida y haya evolución. Ahora es el momento de que nos demos cuenta de que no hay odio en la naturaleza, sino aceptación e inclusión de todos en un todo más grande que, a su vez, sostiene toda la vida.
Si desarrollamos un enfoque considerado y de aceptación de toda la naturaleza, incluido el hombre, descubriremos que así es como la naturaleza realmente opera y podremos funcionar de la misma manera. Actualmente, nuestro propio egoísmo nos esconde la verdad, pues, si vemos la realidad tal como es, estaremos de acuerdo en renunciar al ego y ningún egoísta quiere ser abandonado.
Sin embargo, si seguimos con nuestra tendencia egoísta, el horrible verano que estamos viviendo en todo el mundo, será el mejor verano del resto de nuestra vida. No tenemos que seguir por esa ruta; tenemos otra opción: enterrar el hacha y hacer las paces, con la naturaleza y entre nosotros y darnos cuenta de que no tenemos que luchar para ganar una buena vida; sólo necesitamos trabajar juntos.
Totalmente de acuerdo 🌹dejar de competir lo que tanto me ha detenido mi crecimiento y llevar lo que tenemos compartir. Sería una gran trabajadora conmigo misma y los demás 🙏 muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏🌹