¿Has pensado que tus pensamientos construyen o arruinan el mundo que te rodea? Lo hacen; son el «cerebro» de nuestro deseo que diseña el mundo en el que vivimos.
Hemos sabido por décadas que la humanidad está destruyendo el planeta, que nuestra forma de vida es insostenible y que vivimos tiempo prestado, a expensas de nuestros hijos. Lo hemos sabido, tratamos de detenernos, pero no pudimos. Solo la Covid detuvo nuestra imprudente conducta. Si desaparece, destruiremos lo que queda del planeta y no dejaremos nada de prosperidad. No podemos evitarlo, pues nuestras acciones son vástagos de nuestros pensamientos y mientras los pensamientos sean negativos, también lo serán las acciones.
Los cabalistas no se ocupan de restringir las emisiones de CO2 ni de reciclar los residuos ni de salvar las especies en peligro de extinción, no porque no les importe nuestro mundo. Al contrario, se preocupan mucho por la vida y la naturaleza. Por eso se centran en el problema principal, el mal funcionamiento que genera todo lo negativo en nuestro mundo: nuestros pensamientos. Si los cambiamos, cambiaremos el mundo que nos rodea. Si cambiamos nuestros pensamientos de negativos a positivos, no quedará ni un solo problema sin resolver.
Podríamos argumentar que no controlamos los pensamientos, que aparecen en el cerebro sin pedir «permiso». Es cierto, no «piden permiso» antes de emerger, pero podemos modificar la «fábrica» que los crea: el entorno social en el que vivimos.
Si nacemos en un entorno que dice que eres tan bueno como tu última conquista, no tenemos otra opción que convertirnos en competidores despiadados, hasta que nos agotamos, hasta la muerte. En el proceso, destruiremos todo lo que nos rodea: personas, animales, plantas y minerales. Actualmente, es más o menos como nos comportamos y el mundo es un desastre.
Podemos cambiar el mundo. Si cultivamos una cultura diferente, que abarque la diversidad, fomente la originalidad, apoye la cooperación y recompense la solidaridad, nuestro mundo cambiará en un instante de malo a bueno. No nos preocuparnos por lo que debemos o no hacer; sólo tendremos que preocuparnos por lo que debemos o no debemos pensar.
No podemos cambiar nuestros pensamientos por nosotros mismos. Pero juntos, no hay nada que no podamos lograr. Incluso podemos transformar nuestra propia naturaleza de la actitud negativa con la que nacimos a una actitud positiva que todos habremos creado juntos.
Buscamos cura para la Covid-19, pero olvidamos que viene de la misma fuente que crea todas nuestras «enfermedades», desde virus hasta huracanes. Así como no necesitamos trabajar para cambiar nuestro comportamiento hacia el ambiente, sino en arreglar nuestros pensamientos, que nos hacen maltratar el medio ambiente, no necesitamos enfocarnos en curar el virus, sino en curar su causa, nuestros pensamientos inicuos. Sería genial si se encuentra una vacuna para el Covid-19, pero, a menos que resolvamos su causa principal, vendrán más y peores amenazas. Podríamos trabajar en una solución general ahora mismo y transformar realmente nuestra vida a lo que puede ser, en lugar de quedarnos atascados hasta el cuello en el atolladero en el que se convirtió nuestra vida
Quiero cambiar mis pensamientos y ayudar a los que están a mi alrededor a cambio de pensamiento urgentemente .quiero dominar esta cámara de torturas que es mi mente. 🙏🏼Gracias por este artículo me gusto mucho.
Mónica un saludo cordial, también tuve este problema y entendí que para resolverlo deje los pensamientos y pude a través de dominar las emociones… me tardé muchísimo ( tengo ahora 72 años)… sds
Me ayudó mucho su artículo 😃