Poco después de haber comenzado a estudiar con mi maestro, el cabalista Baruj Ashlag (Rabash), nos llegó una carta de un prisionero que vivía en terribles condiciones en un campo de prisioneros en Siberia.
La carta estaba escrita en hebreo, tenía rimas muy complicadas que no entendí, era de una persona que no tenía conocimientos previos de hebreo ni estaba relacionada con Israel ni con el pueblo judío.
Rabash me dijo que probablemente lo que sucedió fue que, debido al gran sufrimiento, el prisionero llegó a sentir el hebreo y la interioridad del idioma.
¿Cómo podría ser que, dado un gran sufrimiento, una persona sin aparente conexión con Israel ni con el pueblo judío, pueda escribir en hebreo?
La explicación cabalista es que, su sufrimiento lo llevó a la conexión con la fuente de ese sufrimiento, que está en las profundidades de la creación y allí encontró expresión en hebreo.
Los cabalistas, es decir, las personas que tienen conexión con las capas más profundas de la creación, ven que se puede descubrir el idioma hebreo de la forma que lo hizo el prisionero. Es decir, el hebreo es el idioma base que existe en el centro del mundo. Está en la raíz de toda escritura, habla y expresión y nos permite expresar los sentimientos más íntimos.
Si alcanzamos las profundidades de la creación, descubrimos el punto donde surge la vida, la raíz común a todos y en esa raíz, tenemos un lenguaje único y la fuerza de amor, otorgamiento y conexión, que nos creó y que gradualmente, nos guía hacia su revelación.
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