El Seder de Pésaj en la era del coronavirus: un medio para la conexión espiritual

¿Cómo vamos a compartir nuestro primer Pésaj  bajo las condiciones de distanciamiento social que trae el coronavirus?.

¿Cómo será el Seder de Pésaj?

Como primera medida, muchas familias utilizarán Zoom para conectarse virtualmente para el Seder. Aunque el coronavirus nos separa físicamente, tenemos oportunidad única, no sólo de conectarnos virtualmente, sino también practicar una conexión más espiritual.

¿Qué es conexión espiritual?

Conexión espiritual es cuando nos sentimos unos a otros en el corazón. Es cuando yo acepto el deseo del otro como el mío, deseo satisfacerlo como si fuera mi propio deseo, y el otro hace lo mismo conmigo.

Por eso, aunque nos sentimos físicamente distantes, internamente, en nuestra actitud común, podemos sentirnos como uno.

Si ampliáramos nuestro enfoque del por qué ciertos eventos suceden en nuestro mundo, veríamos que la pandemia de coronavirus -que paró el mundo y nos separó físicamente- vino precisamente para que revisemos nuestra actitud hacia los demás y como resultado, busquemos conexiones más positivas y espirituales.

Si fallamos en mejorar nuestra conexión espiritual en esta crisis, podemos esperar que sucedan peores cosas, ya sean mutaciones más complejas del coronavirus o que aparezcan otros virus.

¿Por qué? Porque una conexión positiva nos equilibra con la naturaleza que está interconectada y es interdependiente y mientras más nos desarrollamos, la expectativa de la naturaleza es mayor, para que conscientemente busquemos conexiones positivas.

Nuestra inconciencia con la naturaleza, provoca muchos inconvenientes y sufrimiento, para que reaccionemos y nos conectemos en forma positiva, con conexión espiritual.

Una nueva dimensión de percepción y sensación donde todos existimos como uno

Debemos, sabiamente, dar la bienvenida a las condiciones que nos trae el coronavirus, y retomar la cercanía espiritual que la naturaleza quiere despertar, sentirnos en una nueva dimensión de percepción y sensación, donde todos existimos como uno.

Al hacerlo, no sentiríamos ansiedad por el Seder tradicional de Pésaj al que estamos acostumbramos, donde nos sentamos cerca, en la misma mesa. En nuestra cercanía espiritual, sentiríamos un tipo totalmente nuevo de energía, que se iluminara y llenará el espacio entre nosotros, una nueva sensación de alegría se revelará en nuestro esfuerzo común por superar distancias físicas con actitudes de consideración, amor, soporte y apoyo mutuo.

Además, si nos conectamos espiritualmente, tampoco sentiremos necesidad de una conexión virtual en la pantalla de la computadora o dispositivo móvil. Tendremos una sensación mucho más profunda y genuina. Como mi maestro, Rabash, escribió en su carta número ocho:

“Una vez que adquiero el mencionado ropaje, las chispas de amor empiezan a brillar dentro de mí. El corazón comienza a anhelar unirse con mis amigos y me parece que mis ojos ven a mis amigos, mis oídos escuchan su voz, mi boca les habla, las manos se estrechan, los pies bailan en círculo, en amor y alegría, junto con ellos y trasciendo mis límites corporales. Olvido la gran distancia entre mis amigos y yo y la tierra extendida por muchos kilómetros no se interpone entre nosotros. Es como si mis amigos estuvieran de pie en mi corazón».

El Rabash

Espero que usemos de forma óptima las condiciones especiales en las que nos encontramos, que nos demos cuenta de nuestra conexión como un sistema único, «como un hombre con un corazón», por encima del distanciamiento social.

Así, no veremos al coronavirus como crisis, sino como oportunidad y regalo amoroso de la naturaleza, para permitirnos lograr una conexión totalmente nueva, más positiva y espiritual.