Cada verano (por alguna razón, es más turbulento que el invierno) sentimos que las cosas empeoran, que los incendios son peores, las inundaciones son peores y las crisis provocadas por el hombre también son peores. Cada verano, tenemos razón. La diferencia entre este peor verano y el peor verano anterior, es que este año ya reconocemos la tendencia. Reconocemos que el siguiente año será aún peor que este. Dado que ya podemos ver que nuestro mundo cae en espiral, podemos comenzar a hablar de lo que surgirá después de que se haya ido.
No te dejes engañar por empresarios y fachadas de acción de alta velocidad. El frenesí es un mecanismo de defensa, que nos ayuda a levantarnos por la mañana. En verdad, se sienten totalmente inseguros. No entienden por qué hacen lo que hacen ni si alguien realmente necesita lo que hacen ni si crearán algo con significado. Así como todo lo que hemos hecho en este mundo se está desmoronando, también lo están nuestras nuevas ideas y sueños. Gradualmente, todos quedarán perplejos.
Sabremos qué hacer y cómo arreglar el mundo en el que vivimos hasta que comencemos a incorporar el interés común en nuestros planes y acciones. Cuando nos demos cuenta de que somos totalmente interdependientes y que no podemos prosperar en un lugar del planeta y que otra parte sufra como consecuencia, sólo así podremos hacer las cosas correctamente.
Tomemos coches eléctricos, por ejemplo. Hace tres años, una historia en la revista Wired decía: “Aquí hay un acertijo indiscutiblemente moderno: ¿Qué vincula la batería de tu celular con un yak muerto flotando en un río tibetano? La respuesta es el litio, el metal alcalino reactivo que alimenta nuestros teléfonos, tabletas, computadoras portátiles y automóviles eléctricos».
En otras palabras, mientras no pensemos en el colectivo, no cambiará nuestra forma de pensar y todo seguirá deteriorándose. Los autos eléctricos no son verdes ni limpios, nos dan aire limpio en un lugar, pero envenenan el agua y el suelo en otras partes del mundo. En un mundo donde todo está conectado, ninguna corrección es válida, a menos que ayude a todos.
Cuando comencemos a adoptar una mentalidad más inclusiva, nos daremos cuenta de que hay abundancia de energía. Habrá suficiente gas, petróleo y electricidad, pero nadie los necesitará. La gente usará formas más sutiles de energía y habrá abundancia.
El problema hoy no es que haya escasez. Hay abundancia de todo. Lo único que falta es la seriedad y la consideración.
Por tanto, lo que la humanidad necesita hoy, no es energía limpia, sino corazones limpios. Mientras mantengamos nuestras actitudes abusivas y condescendientes, mientras la alienación devaste todos los rincones de la comunicación humana, nada mejorará. Sólo si aprendemos a comportarnos más humanamente entre nosotros, resolveremos nuestros problemas, saldremos del hoyo que cavamos para nosotros y para todo nuestro planeta.
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