Hay una razón para que se hable de apocalipsis en estos días. Hay una inquietante sensación de que el mundo está al borde del desastre: la amenaza de que la guerra entre Rusia y Ucrania se convierta en nuclear, la central nuclear de Zaporizhzhia se ha convertido en un punto central de disputa, la creciente tensión entre China y Taiwán, con la participación activa de EUA, la constante amenaza de Corea del Norte, de usar armas nucleares. Hay otros procesos menos catastróficos, aunque muy dolorosos, que ya están en marcha: la inflación se dispara en EUA y Europa, acompañada de recesiones y el clima errático y violento agrava la situación.
Estas crisis suceden simultáneamente porque estamos realmente en el límite. Nos dirigimos a una nueva era en la que nuestro anterior modo de vida egoísta será obsoleto.
Estamos pasando de la era del egoísmo a una era de conexión y dependencia mutua, tan completa que no se tolerarán los pensamientos egoístas y mucho menos los actos egoístas. Tendremos que aprender a ser mutuamente considerados al principio y solidarios al final. No podremos elegir no cuidar a los demás, porque no cuidar significará no sobrevivir.
No será un mundo malo. Al contrario, será un mundo en el que todos seamos responsables y cuidemos a los demás, un mundo en el que no tendremos que ocuparnos de nosotros mismos, porque los demás lo harán por nosotros. Será un mundo sin abusos ni guerras ni crímenes. El único delito será la desconsideración, el ego.
Sin duda, hoy, estas palabras parecen fantásticas. De hecho, aún estamos lejos. Pero, estas revoluciones no son de la noche a la mañana; es un proceso y ya estamos en él.
La razón por la que escribo sobre esto, es que ya estamos en el límite. Debemos empezar a familiarizarnos con los conceptos y las reglas que regirán la vida en el futuro, porque mientras más pronto las conozcamos y las sigamos, más suave será la transición.
Si nos resistimos a la trayectoria de la evolución del mundo, más se materializarán las situaciones amenazantes que vemos hoy. Si abrazamos estos cambios, se hará de forma suave y agradable. Espero que elijamos lo segundo.
Mi querido maestro, lo sigo y comparto su enseñanza. Vamos con todo y por todo.