La realidad actual nos da pocas razones para estar tranquilos. La incertidumbre prevalece en todas partes y el futuro es sombrío. Parece que la mejor idea sería encontrar una pequeña cabaña en los límites del campo australiano o en el norte de Canadá, con algunos animales de granja y olvidarnos del mundo. Sin embargo, qué lástima que la mayoría no podamos hacerlo.
Aquí en Israel, pensamos que si no tuviéramos que luchar contra nuestros vecinos, todo estaría bien. Pero, en realidad, ¡sería mucho, mucho peor! Nosotros, los judíos, nos consumiríamos unos a otros. En todo caso, parece como si, desde arriba, nos hubieran dado enemigos para evitar que nos aniquilemos solos. Mientras más nos odiamos, más nos odian, eso a su vez, evita que nos destruyamos nosotros.
Está claro que esto es insostenible. La única forma de encontrar paz mental en el mundo de hoy, es aniquilar el odio entre nosotros. El odio mutuo nos está destruyendo, destruye nuestras relaciones, destruye nuestro planeta y destruye nuestro futuro. Así como nos enseñaron a competir con los demás tan duro como podamos y a esforzarnos por llegar a la cima, debemos aprender a ser cariñosos, considerados y amables.
Está bien que ahora no seamos realmente así; es el principio. Pero si no comenzamos a cultivar interés por otros, nunca la lograremos. Seguiremos luchando y nos destruiremos unos a otros, hasta que destruyamos a la humanidad. Por otro lado, si empezamos a buscar bondad, consideración y cuidado, aprenderemos a cultivar estas cualidades dentro de nosotros. En el proceso, cambiaremos a la humanidad no sólo en nuestra generación, también en la posteridad. Nunca hemos tenido una generación cuyos miembros fueran genuinamente amables. Si creamos el precedente, será mucho más fácil mantener esa actitud pro social, pues seremos testigos de su beneficio.
Pensamos que somos seres separados, pero no lo somos. En verdad, todos estamos conectados y tenemos influencia mutua, lo sepamos o no. Si inducimos mala voluntad en la humanidad, también nos lastimamos a nosotros mismos, incluso si lo hacemos para protegernos de los demás. Por el contrario, si inducimos bondad en el sistema, la bondad se extenderá por sistema y regresará a nosotros. Y si todos lo hacemos con los demás, nos despediremos de los problemas.
La clave para encontrar tranquilidad, no es huir de la sociedad, sino mejorarla para que todos se concentren en dar tranquilidad a los demás. Sólo así, con un sistema de responsabilidad mutua, encontraremos una paz mental duradera, sólida y feliz en la vida, ahora y en el futuro.
Excelente 🌹 gran verdad. Estoy dispuesta al cambio 🙏 muchas gracias. Dios los bendiga grandemente 🙏🌹🙏