En la Biblia hay un versículo que dice: «No odiarás a tu hermano en tu corazón» (Levítico 19:17). Es una instrucción crucial porque, sin amor mutuo, corremos el riesgo de destruirnos.
Si tomamos al pueblo judío como ejemplo, sabemos que somos conocidos por nuestras disputas internas. La conocida expresión “dos judíos, tres opiniones” suele usarse en broma, pero encierra una gran verdad. Somos inteligentes, pero testarudos y tercos y, desarrollar una conexión fuerte por encima de este carácter, puede parecer una hazaña imposible. Pero a pesar de la aparente imposibilidad de unirnos, si damos prioridad al amor sobre nuestras diferencias y nos unimos “como un hombre con un corazón”, nuestra unidad tendrá una fuerza inmensa.
En tiempos difíciles, en momentos de crisis, hemos visto a nuestra nación unirse. La efusión de amor y unidad en momentos así es increíble y especial. Es el «equilibrio» que nos falta y que siempre debería haber entre nosotros.
Además, nuestra unidad tiene una cualidad milagrosa, nos trae la protección de arriba. Es lo que, en última instancia, puede salvaguardarnos.
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Excelente enseñanza, doctor Laitman. La comparto.