La tecnología nos da avances médicos que salvan vidas e innovaciones que nos ayudan en nuestra profesión y en la vida cotidiana. Pero gran parte del progreso tecnológico causa estragos, pues se crean formas, cada vez más sofisticadas, de matar, herir y explotar.
¿Cómo podemos asegurarnos de que la tecnología nos beneficie?
Por un lado, estamos mucho más allá de poder detener los avances tecnológicos y regresar a la forma de vida primitiva. Pero debemos revisar la forma en que tomamos las riendas del desarrollo tecnológico y administrar las innovaciones de modo responsable. Si fracasamos, podemos llegar a una tercera o cuarta guerra mundial y verdaderamente, podríamos llegar al estado primitivo.
Usar la tecnología de forma útil para la humanidad, no es sofocarla con reglas rígidas ni con limitaciones morales, que a menudo, surge en relación con este tema. Más bien, requiere que sus creadores y operadores, continuamente tengan la actitud de beneficio, consideración y apoyo mutuos.
Se debe fomentar un aprendizaje que enriquezca las conexiones, dar ejemplos de cuidado y bondad, aprender los fundamentos altruistas e integrales de la naturaleza y, buscar generar una atmósfera social cada vez más cohesiva, que nos impulse con confianza y felicidad.
Al hacerlo, podremos sintonizar nuestra actitud mutua, de preocupación innata por nosotros mismos, a una preocupación mucho más madura por los demás y por la naturaleza en su conjunto. Esa transformación es la clave para lograr un camino positivo para la tecnología, que nos ayude a alcanzar estados de mayor equilibrio entre nosotros y con la naturaleza.
El mal uso de los avances tecnológicos se origina en nuestro corazón hinchado de interés personal, que no entiende la necesidad natural de lograr conexión positiva y consideración mutua. Dejamos que los impulsos divisivos nos empujen a explotar, abusar y manipularnos unos a otros y usamos la tecnología para dominar y engañar a los demás.
Por eso, si hay temor de que la tecnología se vuelva contra nosotros y cause mucho daño en nuestra vida, debemos tratar de mejorar la actitud de quienes están detrás de su desarrollo y uso. Cuando sintonicemos los corazones para, genuinamente, desear el máximo beneficio para los demás y para la naturaleza, usaremos la tecnología de manera provechosa.
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