¿Está el mundo en peligro de una hambruna inminente?

Uno de mis estudiantes me preguntó si era posible una hambruna mundial, citó un informe en el que casi el 90 % de los encuestados -expertos internacionales en seguridad alimentaria y nutrición-, predijeron que “sin innovación y acción audaz, el hambre mundial seguiría aumentando en la próxima década”. De hecho, es posible y las fuentes cabalistas antiguas también afirman que en nuestra era, podemos llegar a estados tan horribles, como el de las madres que se comen a sus propios hijos. Así de grave puede llegar a ser.

Pero, no debemos relacionarnos con la idea de una hambruna inminente, sólo para llenar nuestros almacenes y graneros con provisiones. El que podamos considerar escenarios tan terribles es para que nos preocupemos seriamente por cómo evitarlos y para conocer y tratar la causa base que provoca esa crisis.

Si investigamos la razón principal, no sólo de la hambruna, sino de cualquier crisis que ocurra, encontraremos que todo se debe al desequilibrio en las relaciones humanas, a que no nos comportamos con otros como deberíamos.

¿Cómo debemos comportarnos con los demás?

Necesitamos llegar a un entendimiento mutuo para establecer lazos que nos ayuden a alcanzar el estado de equilibrio. Hoy, hacemos lo contrario, retrocedemos y por lo tanto, sacudimos el bote que compartimos. Así, el mundo naturalmente va hacia períodos de hambruna y destrucción.

La destrucción que podemos atraer debería asustarnos, tanto, que nos obligue a cambiar nuestra actitud hacia los demás y al hacerlo, cambiaremos el mundo. Es la única solución que podemos considerar ante la hambruna inminente y ante otras crisis y también es la solución a todas las crisis que vivimos y al sufrimiento en general y esa solución es provocar un cambio en la forma en que nos relacionamos -de negativa a positiva, de egoísta a altruista y de apática a responsabilidad mutua.

¿Cuál podría ser el catalizador de esa transformación?

Creo que debe haber un líder que lo inicie y lo promueva. Nuestro mundo es difícil, se necesita un líder que la sociedad humana acepte y siga, alguien que hable de unidad como forma de superar el hambre y otras crisis. Por supuesto, sólo funcionará si la gente lo escucha y si hay hambruna, será para abrirnos los oídos a ese líder.

Y después del período de hambruna, seríamos diferentes. Tendríamos una actitud diferente ante la vida y sus valores. Ya no subestimaríamos la gran importancia de la supervivencia ni de lo que es para nosotros, sobrevivir en tiempos difíciles.

Si bien, en el pasado ha habido períodos de hambruna, guerras y otras crisis, hoy es muy diferente, porque la era actual nos está preparando para que tengamos conciencia del mal de las relaciones egoístas, eso estimulará el deseo de cambiar. En la sabiduría de la Cabalá, ese despertar se llama “reconocimiento del mal”. Se necesita mucho sufrimiento para que lleguemos a un estado en el que podamos sentir que nuestra naturaleza es mala, definirla así y sacar las conclusiones necesarias, estas son; que debemos poner fin a nuestra carrera de ratas, de individuos que compiten unos contra otros por el bienestar material y que debemos cambiar nuestras relaciones a nuevas conexiones positiva, donde busquemos beneficiar a los otros y a la naturaleza y sentirnos parte de un todo interdependiente e interconectado, donde influimos en los demás. Aún no lo logramos, pero ese momento se acerca.