EUA, o todos triunfan juntos o nadie triunfa

Hace unas semanas, advertí que la violencia y la rebeldía que se extendían iban a empeorar, a menos que se trataran correctamente. Después de que algunas de las protestas a raíz de la muerte de George Floyd se volvieron violentas, hubo incidentes más localizados, pero igualmente desconcertantes. La protesta de ocupación en Capitol Hill, en Seattle, los disturbios interminables en Portland, el alboroto en Chicago en la sección exclusiva de la ciudad, en Magnificent Mile, en la avenida Michigan y el creciente tsunami de víctimas de disparos en Nueva York que, este año, ya cobró casi 1,100 vidas, todo síntoma de la misma dolencia: alienación y desconexión. El siguiente presidente estará muy ocupado y no envidio su puesto.

En muchos aspectos, Estados Unidos (EUA) ya está en estado de guerra civil. Pero sin fronteras entre el norte y el sur, sin ideología clara de dónde elegir, además de la inclinación por la anarquía, es difícil determinar quién lucha contra quién. Por ahora, parece más caos que una guerra, pero de todos modos, es muy doloroso.

No creo que pueda haber una solución rápida a la situación, pero ciertamente hay una solución. La única pregunta es, qué tan rápido y después de cuántas víctimas innecesarias el pueblo optará por ella.

La solución es simple: deben encontrar la forma de vivir juntos. En el pasado, las relaciones entre negros y blancos, demócratas y republicanos, conservadores y progresistas, no eran tan tensas y llenas de odio como hoy. Por supuesto, su historia está plagada de intolerancia y violencia, de origen racial. Sin embargo, parece que esta vez está en todo el país, al mismo tiempo y con tensiones y frustraciones adicionales acumuladas por décadas de abandono. Aunque siempre ha habido racismo en EUA, esta vez, parece que otra faceta de una sociedad, generalmente desintegrada, se desmorona y hace que la situación sea mucho más peligrosa.

No sé quién y no sé cómo se puede hacer, pero sé que, como siempre, ahora, la solución a los problemas de EUA, no es resolver cada problema por separado. La solución sólo puede ser con responsabilidad mutua, cuando a cada uno se le garantice un nivel de vida suficiente y digno, por encima del cual pueda desarrollar una conciencia nacional más fuerte que la visión personal sobre los temas sensibles que están destrozando al país.

No llegará en un día y no vendrá sin una curva de aprendizaje, pero no hay otra opción. O todos triunfan juntos o nadie lo logrará. En la realidad actual, la interdependencia es un hecho. Nadie puede sobrevivir solo, es la naturaleza complementaria de la civilización, lo que nos permite continuar. Si intentamos eliminar la diversidad e ir solos, nos condenamos a nosotros mismos.

En realidad, todo tiene su opuesto. Si no fuera así, no podríamos conocerlo, pues sólo percibimos en el fondo del opuesto. La idea de que, si eliminamos a las personas o ideas que no nos gustan mejorará nuestra situación, es producto de nuestra imaginación egoísta. Y es muy peligroso, pues si lo logramos, nos eliminaremos junto con el objeto de nuestro odio.

Si queremos crecer, sólo podemos hacerlo examinándonos contra aquellos con quienes no estamos de acuerdo o a quienes desaprobamos. Por mucho que nos desagraden, dependemos totalmente de ellos. Comprender y aceptar esta verdad es vital para nuestra supervivencia en la sociedad interconectada en la que nos convertimos. No es necesario que nos gusten los que son opuestos a nosotros, pero tenemos que reconocer, valorar y mantener todos los lados y facetas de la nación. Si falta, aunque sea una de ellas, el país se derrumbará.