Foto: Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, se dirige a la Asamblea de Macedonia del Norte, en Skopje, Macedonia del Norte, 14/jul/22. REUTERS/Ognen Teofilovski.
Hace menos de un año, Israel presentó pruebas de que la organización palestina Al-Haq es una organización de apoyo al terrorismo. Como resultado, la Unión Europea cortó el financiamiento a la organización. Hace una semana, repentinamente, la UE anunció que no había encontrado pruebas que apoyaran el argumento de Israel y anunció que reanudaría el financiamiento. Poco después, nueve países europeos emitieron una declaración conjunta en la que afirmaban que ellos también lo harían con a Al-Hag y con otras organizaciones que apoyan el terrorismo palestino contra Israel, alegando que Israel no había presentado ninguna prueba que respaldara su argumento.
Al mismo tiempo, la organización israelí NGO Monitor, afirmó que sí había dado amplias pruebas a los gobiernos europeos, de que estas organizaciones financian o apoyan de algún modo, las actividades terroristas. La organización denunció que los países “deliberadamente ignoraron el material que, por años, se les presentó».
No tengo ninguna duda de que las organizaciones que Israel señaló apoyan a los terroristas y al terrorismo. Aunque, también estoy seguro de que, intentar que la UE o sus países dejen de financiarlos es totalmente inútil. La simple verdad es que la UE, como organización y los Estados miembros de la UE, apoyan a estas organizaciones palestinas, porque también quieren revocar el Estado de Israel.
Podemos quejarnos y podemos protestar, pero mientras no avancemos en lo único que debemos avanzar -nuestra cohesión interna- y lo presentemos al mundo como ejemplo de unidad, no veremos ningún enfoque favorable hacia Israel.
Actualmente damos ejemplo de división. En consecuencia, el mundo se está uniendo contra nosotros y con nuestros enemigos.
Si estamos divididos, el mundo no sólo querrá revocar a Israel, también querrá borrar a los judíos de la faz de la tierra. Aquí no hay un punto intermedio; es uno u otro.
Por «unidad», no me refiero a unirnos con los enemigos de Israel, contra los adversarios de nuestro propio pueblo. Es no muestra al mundo que estamos unidos, por lo contrario, destaca nuestra división y aumenta el odio del mundo hacia nosotros. Por «unidad» me refiero a unirnos con nuestro propio pueblo a pesar del abismo de opiniones que nos separa y mostrar que lo estamos superando. Esto dará a las naciones el ejemplo que necesitan para empezar a unirse entre ellas y, nos lo agradecerán.
No debemos tener miedo a las críticas. Debemos estar seguros de que lo único que necesitamos es ser luz para las naciones, ejemplo de solidaridad, responsabilidad mutua y amor a los demás. Si lo hacemos, el mundo nos apreciará y nos agradecerá.
El mundo se une a nosotros cuando nosotros nos unimos y se une contra nosotros, cuando nos dividimos, como ocurre ahora. Por eso, nuestro éxito depende sólo de nuestra conexión. Si cultivamos la unidad, prosperaremos. Si no lo hacemos, el mundo verá nuestra existencia como redundante y perturbadora y tratará de acabarnos.
Con nuestra conexión, determinamos hacia dónde van las fuerzas del mundo. Si nos unimos, el mundo dirige su energía hacia la conexión y todos disfrutan de los beneficios de la unidad. Cuando nos dividimos, las fuerzas del mundo se vuelven unas contra otras, hay guerras y destrucción y el mundo nos culpa. Esta es una simple ecuación de nuestra vida.
Para saber más sobre la relación entre la unidad judía y el antisemitismo, lee mis publicaciones Como un Manojo de Cañas: Por qué la unidad y la responsabilidad mutua están hoy en la agenda del día y La elección judía: Unidad o antisemitismo, Hechos históricos sobre el antisemitismo como reflexión sobre la desunión social entre judíos
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