Ya compartí con ustedes que todo el tiempo recibo correos electrónicos de personas que tienen preguntas que no pueden resolver. En uno, un médico me preguntó: «Últimamente, he notado que la gente sufre. Hay gran demanda de prescripciones de antidepresivos; la gente se siente insegura e incierta sobre la vida y aparte de drogas, no tengo nada que ofrecer. Han intentado con asesores; han intentado con guías, pero nada parece ayudarles. Mi pregunta para usted doctor Laitman es, ¿a qué puede la gente aferrarse para avanzar?
Puedo entender por qué la gente se siente así. Por miles de años, la vida no cambió mucho. La gente vivía en pequeños pueblos y villas, tenía artesanía o una parcela donde labrar y conocía su entorno y todos se conocían. Estaban cerca de la familia, casados dentro de la ciudad o el pueblo y todos tenían la misma forma de vida, cultura y tradición. La gente sabía qué esperar. La vida era difícil, pero tenían sentido, dirección, un conjunto claro de valores y tranquilidad. Hoy, ya no existe eso.
Hoy, la vida material es muy fácil, pero todos se sienten perdidos, porque no entienden el mundo que les rodea. Ya no viven en aldeas pequeñas, porque el mundo se convirtió en una aldea global. Ni siquiera los agricultores pueden sembrar la tierra sin semillas y maquinaria de otros países y el precio de sus cultivos depende de los mercados mundiales de productos básicos. En otras palabras, un agricultor, debe comprender los sistemas globales de oferta, demanda, mercados, clima y combustibles. Necesita conexión a internet, contratos con compañías de envío y suministro y contadores para entender su propio balance, ¿es de extrañarse que la gente se sienta perdida?
Como se siente así y no puede encontrar respuesta, no tiene más remedio que tratar de olvidar. Sueña con el momento en que pueda alejarse de todo. busca pasatiempos, juega juegos de computadora y se agota en los deportes. Viaja, vacaciona y medita. Bebe y se droga, se convierte y se vuelve extremista y hace todo lo posible para evitar lidiar con su incapacidad para comprender el mundo en el que vive. En su esfuerzo por suprimir su desorientación, recurre a la evasión total.
Todo lo que hemos construido (industria del entretenimiento, deportes profesionales y aficionados, compras, turismo, arte) los hemos construido para no pensar en la vida.
Pero nos quedamos sin combustible. Acabamos con la energía -tanto la nuestra, como la que podemos sacar del suelo- y nos estamos quedando sin ideas para evadirnos. Pronto, sólo quedarán dos opciones: una guerra que aniquile todo o entender el mundo en el que vivimos.
Suponiendo que elegimos lo último, tendremos que aprender que influimos en los demás, que todo el mundo está conectado y que dependemos unos de otros. Como resultado, veremos que debemos cuidar a los demás. Y si no lo hacemos, entenderemos que es perjudicial para los demás y para nosotros. Hasta que aceptemos que el mundo cambio para bien, que debemos aceptar los cambios y dar la bienvenida a la conexión con toda la humanidad, podremos cosechar los beneficios del progreso y sentirnos cómodos física y emocionalmente.
Gracias a hashem por su esperanza