En la antigua Babilonia, Abraham guió a un grupo para que comprendieran el principio de unidad, unirse como un solo hombre, que la Torá y otras fuentes señalan como el mandamiento más importante, es decir, amar al prójimo como a uno mismo.
Es un mandamiento que, en última instancia, la humanidad debe alcanzar, pero en ese momento no todos pudieron lograrlo. Hoy, sin embargo, nos enfrentamos a tiempos difíciles que exigen una solución a la división y al odio cada vez mayores.
Los cabalistas nos dicen que hoy vivimos en el estado de la última generación y que debemos darle vida a la idea de unidad. Además, tenemos los medios para hacerlo. El mismo sistema que Abraham alcanzó y enseñó hace unos 4,000 años, se está volviendo cada vez más accesible para que la humanidad lo ponga en práctica.
La esencia del sistema de Abraham es que tenemos que reunirnos en un todo único con nuestros pensamientos y sentimientos, en lugar de hacerlo con nuestros cuerpos. El mundo corporal que percibimos con nuestros cinco sentidos, no tiene nada que ver con el logro de “amar al prójimo como a ti mismo”. De suma importancia es nuestra aspiración que nos dirige a acercarnos unos a otros. Al hacerlo, alcanzaremos el estado sublime de amar a los demás como a nosotros mismos.
Tan pronto como alcancemos, aunque sea el nivel más pequeño de esa unidad, de inmediato podremos sentir la naturaleza de amor y otorgamiento, diferente a la naturaleza en la que vivimos actualmente, que es una naturaleza de recepción.
Ahora vivimos en una naturaleza en la que constantemente deseamos recibir goce, satisfacción y placer en nuestros cinco sentidos corporales. Además de esta naturaleza receptiva innata, también comenzaremos a sentir la naturaleza de amor y otorgamiento en nuestra conexión con los demás. En la medida en que podamos conectarnos positivamente, sentiremos un universo, un mundo y una naturaleza totalmente diferentes, que se basan en la cualidad de otorgamiento en lugar de la cualidad de recepción.
Podemos considerar nuestra naturaleza terrenal como “menos” porque constantemente atrae a los demás de manera negativa, mientras que la naturaleza de amor y otorgamiento será “más”. La sensación de la naturaleza positiva es completamente diferente a la que vemos hoy. Cuando comencemos a sentir la fuerza elevada de amor y otorgamiento, comenzaremos a experimentar la vida más allá de los límites de tiempo, espacio y movimiento, estados que son eternos y perfectos. Para alcanzar esos estados es necesario ascender por encima de nuestra naturaleza receptiva actual.
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