“En esta era de desinformación, de ‘noticias falsas’, teorías de conspiración, ofensas en Twitter y falsificaciones profundas, Gaslighting surge como descripción de nuestro tiempo”, escribieron los editores del diccionario líder como explicación de su elección y agregaron que “en 2022 la búsqueda del término Gaslighting aumentó un 1740%, hubo gran interés durante todo el año». Según Webster, Gaslighting es “manipulación psicológica de una persona, en general, por períodos prolongados, que hace que la víctima cuestione la validez de sus pensamientos, percepción de la realidad o recuerdos y generalmente conduce a confusión, pérdida de confianza, autoestima, incertidumbre sobre la estabilidad emocional o mental propia y a depender del perpetrador”. Parece una ofensa seria y lo es, pero también es la realidad de nuestra vida.
Los gobiernos y las grandes empresas lo practican de rutina. Así buscan perpetuar su poder o popularidad. Si queremos tomar decisiones libres e independientes, debemos hacer esfuerzos continuos y conscientes, incluso así, el éxito no está garantizado.
Gaslighting es un intento de negarnos los derechos que nos da la Primera Enmienda y también el derecho y la capacidad de tener libre pensamiento. Peor aún, no sólo es un esfuerzo por negarnos el pensamiento libre, además nos hace sentir que nuestro pensamiento manipulado, en realidad es nuestro pensamiento libre, que lo creamos y cultivamos nosotros mismos y por nuestra voluntad.
Sorprendentemente, la gran mayoría no tiene ninguna objeción real a la subyugación de su mente. Prefiere el olvido conveniente, mientras su vida transcurra sin problemas. Pensar es extenuante y la mayoría prefiere evitar el esfuerzo si no es absolutamente necesario.
Pero, para aquellos a quienes les importa, entenderlo no es suficiente. Para estar libre de la manipulación de su mente, la gente deben formarla, formar su propio carácter. Debe dudar de todo, preguntar por todo, estar dispuesta cambiar de opinión con frecuencia, admitir sus errores y gradualmente, lograr su propia percepción del mundo.
Pero, sobre todo, debe estar dispuesta a sufrir reproches y condescendencia de la mayoría «iluminada». Una vez que formas tu carácter lo suficientemente fuerte, puedes enfrentarte con confianza a los manipuladores y a sus mensajeros.
Pareciera que sólo individuos muy fuertes y decididos pueden hacerlo, aunque es cierto que no todos pueden enfrentar el desprecio de los manipuladores, aún se puede enseñar a la gente y sacarla del sótano donde guarda su mente. Incluso si no somos naturalmente resistentes a la influencia externa, podemos aprender a ver el mundo sin los filtros impuestos a nuestra opinión por las partes interesadas.
No digo que debamos convertirnos en activistas de ningún tipo. Más bien, creo que debería ser un trabajo interno, algo que cada uno hace sin declararlo ni propagarlo. Sé que no es sencillo estar activo internamente, pero no estoy a favor del activismo externo en forma de mítines, protestas y manifestaciones.
Yo también tuve que hacer el esfuerzo de desarrollar mi propia comprensión del mundo. Me desconecté de él, construí un muro interior a mi alrededor y llevo mi vida con mucha comodidad. Así, incluso si el mundo intenta imponerme cierta perspectiva, puedo verla, pero no la siento. Simplemente la descarto y sigo viviendo como quiero.
Inicialmente, no es fácil vivir así. Tienes que construir tu propio mundo, con tus propios valores y funcionar normalmente en el entorno cotidiano. Sin embargo, una vez que lo logras, eres libre: tienes una perspectiva objetiva desde la que ves el mundo en el que vivimos, eres libre de participar o no en él y hacerlo en la medida de tu elección.
Construir tu propio mundo con tus propios valores es un trabajo hermoso y de gran esfuerzo pero sirve para no dañarnos ni hacer mal a otra persona y seguimos viviendo, aportando y apoyando.