Uno ve blanco, donde otro ve negro. Uno piensa que es bueno y otro está seguro de que es malo. Gente diferente, mundos diferentes, ¿Cómo podemos colaborar cuando somos mundos separados, encerrados dentro de su concha y con puntos de vista totalmente diferentes? Para empezar, ¿por qué fuimos creados así?
Cada uno nace con un conjunto único de rasgos y cualidades. Cada uno crece en una determinada familia, en determinadas condiciones, recibe una crianza determinada y vive diferentes experiencias. Cada uno recibe influencias de los medios y de las redes sociales, todos esos factores nos hacen lo que somos.
A causa de esos factores vemos el mundo a través de diferentes filtros, cada uno usa lentes únicos. Por eso nos es tan difícil o realmente es imposible, entender a los demás. Como resultado, estamos en conflictos constantes. Cuando tratamos de demostrar que nuestra opinión es correcta, olvidamos que cada uno es único y terminamos envueltos en la guerra sin fin del ego, que sólo nos conduce a la frustración, desesperación y depresión.
¿Por qué nuestro punto de vista es tan importante para nosotros? Porque representa lo que somos; es la expresión de nuestro yo, de nuestro ego. Si alguien no está de acuerdo conmigo, socava la base de mi ser, me hace sentir indigno, insignificante e inseguro.
Mientras se nos enseñe que debemos competir, seguiremos haciéndonos daño y consideraremos la singularidad de los demás como amenaza. Para convertir nuestra individualidad en un factor socialmente constructivo, debemos agregar otra capa a nuestra educación.
Esa capa tiene que ver con los contrastes complementarios de la naturaleza. Tenemos que recordarnos a nosotros mismos que todo en la vida son contrastes que se complementan y posibilitan la existencia del otro. Así como no habría nacimiento ni crecimiento sin muerte y decadencia, no habría opiniones ni ideas, sin puntos de vista contrarios. En la naturaleza, los opuestos no se destruyen entre sí; se complementan, se fortalecen y mutuamente garantizan su existencia. Es la fórmula integral de la naturaleza y a menos que comprendamos su importancia y la apliquemos a la sociedad, nos destruiremos en lugar de fortalecernos.
Para caminar el largo viaje hasta la meta, no lo hacemos saltando sobre una pierna. Sólo ocurre cuando usamos ambas piernas; izquierda y derecha, para llegar a nuestro destino. La sociedad humana debería ser igual. Nuestro destino es la unidad y la única forma de llegar es fomentando nuestros vínculos. Dicho esto, no tendremos ímpetu para unirnos a menos que sintamos que estamos separados y que nos odiamos mutuamente, sólo reforzando nuestra unidad, superaremos nuestro odio.
Por eso, cuando nos encontramos con alguien, cuyas opiniones despreciamos, debemos tener en cuenta que esa opinión no está ahí para que seamos condescendientes, sino como base para construir una conexión más fuerte. La lejanía que siento, debe ser mi ímpetu para construir cercanía y nunca habrá otro ímpetu, además del opuesto al que necesitamos construir.
Los que no tienen conflictos con los demás, no tienen motivos para unirse; están contentos como están, no les interesa y en gran medida son indiferentes. Sólo la gente diferente, que está mundos aparte, puede construir una unidad verdadera, una conexión fuerte y en última instancia, un amor verdadero.
Gran verdad 🙏 muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏 este es el momento del cambio en mi.