«En Filadelfia, en un tren de transporte público, un desconocido acosó a una mujer por más de 40 minutos y luego la violó, mientras, los transeúntes sostenían sus celulares, aparentemente para grabar la agresión», informó la semana pasada, NBC News. «El asalto fue observado por un empleado de la SEPTA (Autoridad de Transporte del Sureste de Pensilvania) y llamó al 911, eso permitió a los agentes de la SEPTA responder inmediatamente y detener al sospechoso en el acto». Unos días más tarde, apareció otro vídeo en el que se veía a un cocodrilo abalanzándose sobre un chico de catorce años, cuyos restos fueron encontrados varias horas después.
Aunque algunos comentarios de los lectores expresan su asombro por la falta de disposición de los transeúntes para intervenir, creo que es su instinto natural de conservación lo que les impidió hacerlo. Sin embargo, lo que no es tan natural es que documentaran los hechos con sus teléfonos y los publicaran en las redes sociales. Esto es un testimonio de que, no sólo somos peores que cualquier animal, sino que nos regocijamos y explotamos el sufrimiento de otros, incluso cuando ese otro sea una mujer o un niño.
A primera vista, los transeúntes no cometieron ningún delito. Peor, nos horroriza e incluso, más de lo que nos horroriza la agresión sexual o la muerte del niño, es que los transeúntes podríamos haber sido nosotros. No era gente enferma; era gente normal que iba o venía del trabajo o tal vez viajaba a visitar a un amigo o a un familiar. Pero representa la verdadera cara de la sociedad, de la que nosotros también formamos parte.
Nuestros sabios definieron la indiferencia como la «regla sodomita», el principio por el que fue destruida la ciudad bíblica de Sodoma. Llamaron a ese principio «Deja que lo mío sea mío y lo tuyo sea tuyo» (Mishná, Avot, 5:13), es decir, nadie interfiere en la vida de los demás; cada uno se mantiene a sí mismo. Por este descuido, Sodoma fue destruida. ¿Qué tan lejos estamos de ese rasgo? A juzgar por los espectadores que filmaron, lo superamos.
Por eso, nuestra sociedad se está desintegrando. Ya podemos ver que no tenemos ningún sentimiento por los demás, más que el deseo de explotar su desgracia o usarlos para algún placer egoísta. ¿No es hora de que hagamos algo con lo que somos, en lugar de esperar un destino como el de Sodoma?
Disfrutar del sufrimiento de la gente no es nuevo para la humanidad. En la antigua Roma, por ejemplo, un castigo común para los peores criminales, esclavos fugitivos y cristianos, era la damnatio ad bestias (condena a las bestias), en la que los condenados eran asesinados por animales salvajes, como leopardos o leones, ante una multitud que los aclamaba, en el Coliseo. Hoy, los Coliseos son Instagram, Facebook, Twitter y otras redes sociales. Las arenas pueden ser diferentes, pero la alegría de los espectadores indica que no hemos cambiado.
Creo que debemos empezar a buscar seriamente la corrección de nuestra naturaleza central. Estamos al borde de la destrucción. A una raza cuya naturaleza es tan corrupta, una raza que se apoderó del planeta e impone su maldad a todos los seres, no se le permitirá vivir por mucho tiempo. Creo que debemos redirigir no sólo nuestro comportamiento, sino la causa de nuestro comportamiento, su motor, es decir, nuestra propia naturaleza.
No tengo ninguna duda de que al final llegaremos a la resolución de que debemos hacerlo, pero me da miedo el precio que tendremos que pagar hasta llegar allí. Si tomamos la decisión consciente de cambiar ahora, antes de que la naturaleza nos obligue a hacerlo, evitaremos los cataclismos que es claro que nos esperan. Si elegimos la inacción, nada impedirá que lleguen.
Los vestigios de la humanidad aún tendrán que hacer los cambios necesarios y reformar la naturaleza humana, pero no hay razón para que haya esas catástrofes. La Tierra es suficientemente rica como para proveer a todos en abundancia, pero depende de si cambiamos y mejoramos o mantenemos nuestra naturaleza diabólica.
Totalmente de acuerdo!!! Lo vivo a diario, ven lo que está pasando y dicen que la vecina le dijo. Aunque la gente en los momentos que sucede no hace nada, prefiere comunicarlo y de ahí justificarse 😔😔😔 extraordinario su comunicación ❤️ muchas gracias 🌹 bendiciones infinitas 🙏🌹🙏
¡Un texto muy impactante! Fuertes, intensos y despertaron en mí las ganas de distribuir este artículo a todos.