Si nos sometemos a una introspección que tenga como objetivo mejorar nuestra conexión de manera integral, realmente traerá grandes beneficios.
Por ejemplo, si pensamos: «¿Cómo podremos preocuparnos por toda la gente del mundo, como nos preocupamos por nuestra familia?» Esa introspección nos acerca al equilibrio con las leyes integrales de la naturaleza.
No quiere decir que pensemos en que todos tengan exactamente las mismas cantidades de dinero y activos. No podemos lograr que todos tengan, digamos, mil pesos y terminar nuestra indagación. Más bien, debemos ver las demandas, necesidades y estados de cada uno.
Necesitamos preocuparnos por todos, de manera similar a como una familia que funciona bien, discute cómo asignar sus recursos a cada uno de sus miembros, de acuerdo con sus respectivas demandas, necesidades y estados. Si nos preocupamos así por la humanidad, no habría lugar para las crisis y desastres a los que la naturaleza nos somete, para llevarnos a la conexión global e integral.
Podría parecer un enfoque socioeconómico fuera del alcance de la persona común. Es decir, ¿cómo podría una sola persona influir en la forma en la que, todas y cada una reciben presupuesto y suministros para su vida? Pero es mucho más que eso: es una forma integral de introspección que debe hacerse constantemente en el sistema general en el que vivimos.
Todos somos miembros de la humanidad y la humanidad constantemente debe reflexionar sobre sí misma, como lo hacemos en la familia. Si ampliamos el cuidado continuo que tenemos por las demandas, necesidades y estados de nuestra familia, a nivel de humanidad en su conjunto, podremos descubrir una conexión mucho más profunda “como un hombre con un corazón”, es decir, una unidad integral común. Además, con una introspección continua que aumente nuestro cuidado por la humanidad, atraeremos la fuerza positiva de la naturaleza, la fuerza que tiene el poder de llevarnos al estado de total armonía, equilibrio y paz.
Nuestro corazón, es decir, nuestros deseos, actualmente son muy pequeños. Nacemos con deseos egoístas y crecemos pensando que nuestro modo egoísta de disfrutar para nuestro beneficio personal a expensas de los demás es todo lo que tenemos en la vida.
Pero hay un modo de expandir el corazón, es decir, tener el deseo de incluir a todos.
Por el momento, sólo sentimos nuestras necesidades y las de nuestras familias y no podemos relacionarnos con las necesidades de los demás, como lo hacemos con las nuestras. Pero si creamos sistemas de apoyo para hacer una introspección y aumentar el cuidado en la sociedad humana, nos llevará a una conexión armónica y nos acercaremos a una forma mucho más completa de conexión, en equilibrio con las leyes integrales de la naturaleza.
Y sentiremos que la naturaleza es amigable y cálida, porque estaremos en cierto nivel de congruencia, como un sistema único, interconectado, interdependiente e integral.
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