El dinero (Kesef) representa una cobertura (Kisuf) sobre el ego, el deseo de disfrutar sólo en beneficio propio. Nos permite satisfacer nuestro deseo de disfrutar interiormente, ya sea nosotros mismos o usarlo en beneficio de los demás. Con el dinero, podemos elegir trabajar en beneficio de nuestro ego o en su contra.
En un mundo interconectado, el dinero debería servir para unir a la gente. Deberíamos conservar sólo lo que necesitamos para la vida básica y dedicar cualquier excedente a la corrección del mundo, es decir, para que la humanidad desarrolle conexiones positivas de consideración, apoyo y estímulo mutuos.
En un mundo futuro y corregido, el dinero desaparecerá. La sociedad dará satisfacción a las necesidades de todos, eliminará el deseo de excesos. Si nadie requiere más que lo básico en la vida, el dinero se vuelve irrelevante.
En un sistema global, surgirá una nueva medida de valor, para regular el intercambio entre individuos, empresas y fábricas. Esta medida no se basará en papel moneda, sino que reflejará el grado de contribución de cada uno, a los demás.
Incluso en un mundo de otorgamiento, necesitaremos una “moneda”, pero medirá la unidad, no las ganancias materiales. “¿Cuánto ganaste?” se traducirá en “¿Cuánta unidad crearon tus acciones?”. Hoy, en cambio, nuestras ganancias reflejan cuánto tomamos para nosotros mismos, eso profundiza la división entre la gente.
En el futuro, el verdadero valor vendrá del cultivo de la conexión humana positiva.
Nunca les doy el infierno. Sólo les digo la verdad
y ellos piensan que es el infierno.
– Harry S. Truman