Un tecnólogo de laboratorio médico, opera una vitrificación de embriones durante un proceso de inyección intracitoplasmática de esperma (ICSI) en un laboratorio en París, Francia, 13/sep/19. Imagen tomada el 13/sep/19. REUTERS/Christian Hartmann/ Ver menos
En las dos últimas décadas se han publicado varios estudios que refutan gran parte de lo que creíamos saber sobre cómo se fecundan los óvulos humanos en el útero. Resulta que el óvulo no es en absoluto pasivo, sino que parece «elegir» el espermatozoide que finalmente lo penetra y le dará sus cromosomas. Además, el espermatozoide más fuerte y rápido no es necesariamente el que fecunda al óvulo; los espermatozoides se mueven en grupos que se «ayudan» mutuamente a través del entorno ácido que el óvulo crea a su alrededor y hay otras revelaciones que la ciencia no conocía hasta ahora.
Hay mucho más que no sabemos, mucho más por aprender y dentro de veinte años, los descubrimientos revolucionarios de hoy serán refutados y darán paso a otros nuevos que, a su vez, volverán a ser refutados algunos años después. En realidad, cada «hecho» científico debería tener un asterisco al lado que diga: «hasta que se demuestre lo contrario». La verdad, al parecer, es tan escurridiza como la sombra: una vez que se enciende la luz, se desvanece.
La ciencia puede servir para mejorar o empeorar la vida. Pero, para que mejore la vida, nosotros mismos tenemos que ser mejor. Actualmente, la usamos casi exclusivamente para ganar dinero y para construir armas. En otras palabras, la ciencia se usa para explotar, extorsionar, intimidar y controlar a los demás. Los descubrimientos que hacemos, incluso sobre cosas tan inocentes como la concepción, tienen como único objetivo beneficiar a las empresas e instituciones que llevan a cabo la investigación. Si queremos cambiarlo, debemos cambiar nuestra mentalidad.
Además, nuestro enfoque egoísta nos ciega a las interconexiones que conforman todos los sistemas de la naturaleza. Es como si observáramos una pieza de una máquina, pero no cómo funciona en la máquina ni qué influye en ella ni cómo está conectada con otras piezas ni qué hace la máquina. En ese estado, ¿podemos sacar conclusiones correctas de nuestra observación?
Actualmente, nos centramos sólo en nosotros mismos. Nos vemos como entidades separadas, aunque juntas contra su voluntad, en un entorno hostil. Sin embargo, en realidad, todos los elementos de la creación están conectados y dependen unos de otros. Conscientemente o no, mantenemos entre nosotros vínculos de responsabilidad mutua en los que la prosperidad de un elemento, en realidad, garantiza la prosperidad de todos los demás.
Sólo podemos entender a cada elemento, en el contexto de su función y posición en el conjunto de la naturaleza. Nosotros también formamos parte de la naturaleza y debemos encontrar el lugar que nos corresponde en ella, donde nos beneficiamos de la naturaleza y beneficiamos a los otros elementos. Hasta que no lo comprendamos, no entenderemos ni a la naturaleza ni a ninguna parte de ella, incluidos nosotros mismos, tampoco entenderemos cómo estamos hechos.
Así como es imposible entender el corazón a menos que veamos cómo funciona en un cuerpo vivo, no podemos entender ningún elemento antes de verlo funcionar en la realidad. Hasta que no veamos el panorama general, todos los «hechos» que conocemos son ficción.
Cuando comencemos a funcionar, teniendo en cuenta el beneficio de todos, empezaremos a comprender verdaderamente la realidad. Hasta entonces, seguiremos haciendo descubrimientos falsos que no duran, no producen un alivio duradero y ciertamente, no la felicidad.
Extraordinario!!! Muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏