Inició la III guerra mundial; como se desarrolle depende de nosotros

Captura de imágenes publicadas por el Ministerio de Defensa de Ucrania, lunes 14/mar/22, muestra que el sistema de defensa aérea está en posición

Pensamos en la guerra Rusia-Ucrania como un conflicto local, pero es mucho más que eso; es una guerra global en múltiples frentes. La guerra no es sólo un conflicto militar; también es una guerra económica de desgaste. Con los precios de la gasolina por las nubes y la escasez de productos básicos, todo el mundo está sintiendo sus consecuencias.

Esta guerra está transformando todo el modus operandi de la humanidad. Desde el principio de los tiempos nos acostumbramos a vivir con el lema «supervivencia del más apto». En general, la pauta era que los fuertes determinaban las reglas y a menudo, las reglas abusaban de los débiles. Ahora, parece que hay una nueva mentalidad: querer algo y ser lo suficientemente fuerte como para tomarlo, no significa que el mundo lo aceptará.

Por eso, la guerra se está librando en el interior no menos o quizá más que en el exterior. Nuestro propio maquillaje está cambiando de abusivo a cooperativo, de narcisista a altruista. Duele y no sucederá sin lucha, pero es irreversible. Este es el camino de la evolución hacia el propósito de nuestra creación -incluye dentro de nosotros a toda la creación. Para hacerlo, debemos cuidarla, como una madre abraza a su hijo con amor materno.

La lucha por la transición de nuestro enfoque actual -indiferente y mezquino para todas las creaciones, excepto nosotros mismos-, para llegar a ser, seres sabios y compasivos, se llama “guerra de Gog y Magog” o Armagedón.

Dado que la guerra trata de nuestra estructura interna, podemos pelearla dentro de nosotros. Si nos oponemos a luchar contra nosotros mismos, para ver quién gobernará, el ego o el amor, la realidad física nos obligará a elegir el amor de todos modos. Pero, lo hará lastimándonos de forma muy física.

La guerra en Europa del Este no es nada comparada con lo que podríamos tener que soportar si nos resistimos al proceso. Las horribles descripciones de nuestros sabios y profetas lo insinúan y no querríamos vivirlo.

De otro modo, podemos pelear esta guerra dentro de nosotros, sin disparar una sola bala. La elección está en nuestras manos. Lo único que necesitamos es seguir en la dirección en la que la naturaleza nos lleva: hacia la conexión. Si hacemos el esfuerzo de cuidarnos unos a otros, aunque inicialmente no queramos, avanzaremos en la dirección correcta. Si tratamos de resolver los conflictos no con armas ni con batallas legales, sino fortaleciendo el cariño y la amistad entre nosotros, estamos salvando vidas y evitando tormentos a mucha gente.

En conclusión, intentemos elevarnos por encima del odio y ver que el humano del otro lado, también sufre. Pensemos que esta guerra nos fue dada para que nos preocupemos por los demás, más de lo que lo hemos hecho hasta ahora. Finalmente, si no fuera por esta guerra, no notaríamos al otro. Ahora que está aquí, ya no somos indiferentes. Aunque nuestros sentimientos actuales son negativos, ahora que somos conscientes, podemos trabajar juntos y revertirlos. Estas son las guerras del Mesías que Moshej [hebreo: nos saca] del ego y nos lleva al amor mutuo.