Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

La alegoría del águila que creció entre gallinas

#autoconocimiento #despertarEspiritual #sabiduríaUna vez, un hombre encontró un huevo de águila y lo puso entre los de las gallinas. El aguilucho creció junto con los polluelos. Como ellos, cloqueaba y arañaba el suelo, buscaba gusanos, batía las alas e intentaba volar. Un día, ya águila adulta, vio un pájaro orgulloso en el cielo. El pájaro volaba batiendo sus enormes alas.

Encantada, el águila preguntó: “¿Qué es eso?” “Es un águila, rey de las aves”, respondió una gallina. “Pertenece al cielo. Pero nosotros, las gallinas, pertenecemos a la tierra”. El águila siguió viviendo y finalmente murió como una gallina, porque era lo que creía que era.

Esta alegoría plantea la pregunta de quiénes somos como humanos: ¿somos águilas arrojadas entre pollos o somos pollos que no pueden volar?

De hecho, nos parecemos más a las águilas. Sin embargo, actualmente no podemos identificar nuestro origen de águila y como el entorno nos dice que somos gallinas, lo creemos. Por eso, por el momento, la humanidad se parece más a las gallinas.

El estado de gallina es que nacemos y crecemos con la cualidad egoísta que, ante todo, considera el beneficio propio por encima del de los demás y de la naturaleza. En nuestro gallinero, vemos a otras gallinas correr tras los placeres egoístas que tenemos disponibles: comida, sexo, familia, dinero, honor, control y conocimiento y nosotros mismos intentamos abrirnos camino, absorbiendo tantos de estos placeres como podemos.

Sin embargo, antes de nacer con la cualidad egoísta que nos hace querer absorber placeres corporales, inicialmente, en nuestro origen espiritual, estuvimos en estado de conexión altruista. En la sabiduría de la Cabalá, ese estado se llama «alma de Adam HaRishon«, donde, en lugar de sentir nuestra existencia como individuos separados que luchan por pequeños placeres egoístas y transitorios, nos sentimos como un organismo único y actuamos igual que las células y los órganos del cuerpo, donde cada uno recibe lo que necesitaba para su sustento y el resto lo da en beneficio del todo. Así, sentiremos la vida mucho más plena, eterna y perfecta, del todo. Caímos de la conciencia y estado de ser una sola alma, es decir, como el águila de la alegoría y entramos en esta vida estrecha y egoísta, las gallinas de la alegoría.

Por eso, seguir como gallinas o volvernos águila, depende de nuestra autoconciencia. Con el tiempo, tendremos que entender que somos el águila de la alegoría. Podemos lograrlo cuando, en nuestro interior, sintamos y comprendamos el propósito superior. De lo contrario, la vida no será una vida real. O sea descubrimos nuestra verdadera vida cuando descubramos nuestro potencial como águilas, es decir, como una sola alma de la que somos parte, mientras no lo logremos, no viviremos verdaderamente.

No tenemos otra opción. Después de múltiples generaciones de fracasos, no importa cuán inferiores, insignificantes, pequeños o confundidos nos sintamos, debemos despertar y tratar de elevarnos. De una forma u otra, descubriremos nuestro verdadero origen como águilas, es decir, como un alma eterna y perfecta.

Así como el hombre de la alegoría que llevó un huevo de águila a las gallinas, así la naturaleza nos trajo a esta tierra, como si nos quitara la capacidad de volar y sólo pudiéramos caminar sobre la tierra. Pero, podemos volar. Volar, es relacionarnos unos con otros, con actitud de amor mutuo, otorgamiento y conexión positiva, como las cualidades originales de la naturaleza y en esas cualidades, sentir una vida mucho más amplia y grandiosa. Por el contrario, caminar por la tierra es seguir relacionándonos con los demás con nuestra lente egoísta, preocupados sólo por el beneficio propio que hay en cada interacción.

Tendremos la sensación de que podemos volar. Con el tiempo, comenzaremos a cuestionar nuestro verdadero origen, porque también está planeado dentro de la naturaleza, que la humanidad evolucione y descubra su verdadero origen. Tenemos que comprender que, en realidad, somos águilas que pueden volar, no sucede directamente, pero, cada vez, estamos más insatisfechos con el estado de gallinas, sentimos que ese estado es inferior a lo que podemos lograr -que es mucho mayor y más real que nuestra forma de vida actual.

Si despierta el punto del águila en nosotros, el que nos hace cuestionar nuestro origen, indica que recibimos una herencia espiritual. Mientras más permitamos que este deseo nos guíe, gradualmente nos llevará hasta el borde de la granja de pollos, donde encontraremos los libros y maestros de Cabalá, el método específicamente creado para guiar nuestro desarrollo consciente, para descubrir y alcanzar nuestro verdadero origen. Está escrito sobre ese momento que el Creador, la cualidad fuente de amor y otorgamiento en la naturaleza, nos lleva a la buena fortuna y nos dice «tómala». Depende de nosotros hacer uso del entorno (maestros, amigos y libros cabalistas), elegirlo  y usarlo para volar, es decir, para alcanzar nuestro verdadero ser, nuestro origen eterno perfecto como una sola alma.

#autoconocimiento #despertarEspiritual #sabiduría

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