Un caballero perdió su caballo y su armadura, sólo le quedaba su espada, siguió caminando, hambriento y sediento. A lo lejos, vio un lago, pero al lado estaba un dragón de tres cabezas. Con la última pizca de energía, sacó su espada y comenzó a luchar contra el dragón.
Luchó durante dos días completos, cortó dos de las cabezas del dragón. Al tercer día, el dragón cayó, exhausto. El caballero, igualmente agotado, se desplomó a su lado. En sus últimos momentos, el dragón le preguntó al caballero: «¿Qué querías?». El caballero respondió: «Beber un poco de agua». El dragón preguntó: «Y ¿por qué no bebiste?»
En la vida luchamos constantemente para ganar dinero, respeto, fama o poder. Estas luchas son contra enemigos imaginarios, nacidos de nuestro ego vacío, que busca beneficio propio a expensas de los demás y de la naturaleza.
Nacemos en este mundo para encontrar trabajo y paz y para abastecer a nuestros seres queridos. Esas son nuestras necesidades primarias. Sin embargo, más allá de este nivel básico de existencia, debemos desarrollarnos. Nuestra naturaleza egoísta nos impulsa a buscar el sentido de la vida y continuamente nos empuja y nos obliga a desear cada vez más, hasta que llegamos a un punto en el que debemos comprender cómo opera esta naturaleza dentro de nosotros. Debemos aprender a descubrir el sentido y propósito de la vida.
El sentido de la vida está en nosotros como una tarea no resuelta. Existe para llevarnos más allá de este mundo, fuera de nuestro ego mezquino, para que comprendamos el destino final al que nos lleva la naturaleza, para que lo asimilemos y podamos encontrar paz.
En este mundo, el ego crece con cada generación, evoluciona desde el simple deseo de placer personal a expensas de los demás, hasta el gran egoísmo -el deseo de satisfacción eterna y perfecta que se logra al descubrir el sentido de la vida.
Nuestro egoísmo en constante crecimiento es como el dragón de tres cabezas, contra el que debemos luchar tenazmente. A medida que el ego crece, debemos cortarlo, hacer que se desarrolle aún más rápido. Nuevas «cabezas» crecen en lugar de las que logramos cortar y el proceso sigue sin fin. Pero, a diferencia de la alegoría, no hay ningún momento en el que el dragón diga: «Podrías haberte tomado agua». Para guiar el ego creciente y descubrir el sentido de la vida, debemos estar alertas. Debemos cortar las «cabezas» que brotan y asegurarnos de que no consuman nuestro creciente deseo de alcanzar el sentido de la vida.
#sabiduría #naturalezaHumana
Un Ego vacío , la Humanidad de a poco lo va digiriendo, todos los sucesos que están generándose en el mundo nos demuestra que es urgente aspirar a un sistema espiritual.
Lo felicito por su arduo trabajo y legado que entrega a sus alumnos y el sistema global.