Los animales nunca cometen errores porque la naturaleza los conduce perfectamente. Pero las personas nos equivocamos constantemente.
Hemos alcanzado un estado absurdo En el siglo XXI, ya que nuestra existencia en este planeta puede llegar a su fin con solo presionar un botón. Incluso a nivel individual, son muchos los que viven como esclavos modernos, pasando horas y horas en el trabajo, en los desplazamientos, ocupados y tensos todo el tiempo. Así que es natural que las recetas para antidepresivos se disparen.
A diferencia de la sociedad humana –en donde el caos parece predominar– cuanto más nos adentramos en la naturaleza, más se nos revela una sabiduría asombrosa. Cada elemento y cada ser parecen estar conectados armoniosamente entre sí. Nada existe de forma aislada: cada expresión de vida contribuye al resto del sistema.
Entonces, ¿por qué la naturaleza parece fracasar en lo que a nosotros –los humanos– se refiere? ¿Acaso somos una especie de error en el sistema operativo de la naturaleza?
La respuesta es no. Más bien al contrario: la Cabalá explica que carecemos de la capacidad de ver la imagen completa. Todos nuestros problemas, desafíos y sufrimientos están dirigidos a hacer que nos desarrollemos como seres humanos. El caos que vemos a nuestro alrededor está diseñado para que acabemos preguntándonos: ¿Qué está pasando? ¿A dónde vamos? ¿Cuál es nuestro propósito aquí?
Sin embargo, para lograr las respuestas, tenemos que elevarnos a un nivel más alto de experiencia humana, al siguiente nivel de evolución humana.
Mira lo que hemos conseguido hasta ahora: desarrollar una sofisticada red virtual que conecta el mundo entero a través de nuestras computadoras y teléfonos inteligentes. En nuestra aldea global de hoy, todo está conectado excepto nuestros corazones. Aún nos queda por construir el siguiente nivel de conexión humana, así que la humanidad está obligada a hacer una actualización del sistema.
Nuestra época nos presenta una colisión cada vez mayor entre la naturaleza de nuestro mundo, que está conectada, y la naturaleza egocéntrica del hombre. En otras palabras, avanzamos equivocadamente con nuestros egos individuales, que nos empujan a aprovecharnos unos de otros –y de todo en general– para nuestro beneficio personal.
Es como si la humanidad estuviera atrapada en un sistema operativo anticuado. Nuestra sociedad egoísta recompensa la explotación mutua, animando a todos a salvarse a sí mismos en detrimento del mundo. Paradójicamente, nuestros sofisticados medios de comunicación solo acentúan aún más en qué medida nos hemos separado emocionalmente unos de otros.
Entonces, ¿cómo podemos actualizarnos para adaptarnos al sistema operativo que rige la naturaleza? Si queremos tener éxito en esto, necesitaremos una guía de actualización elaborada por programadores de primer nivel que son grandes conocedores del código de la naturaleza. Y eso es precisamente lo que nos proporciona la sabiduría de la Cabalá auténtica.
Durante miles de años, la Cabalá fue practicada por un reducido grupo. Pero siempre estuvo destinada a ser revelada a todos en el momento en que apareciera la necesidad de hacer una mejora en la naturaleza humana. Y ese momento ha llegado.
En cuanto llevemos a cabo esa actualización, nos espera un nuevo nivel de vida en el que cada uno de nosotros estará inherentemente conectado con toda la humanidad: todos querrán beneficiar a todos los demás y ahí descubrimos el verdadero significado del concepto «ama a tu prójimo como a ti mismo».
Amar a tu prójimo como a ti mismo, no tiene que ver con la ética, el manierismo o los actos de bondad. Estos son solamente potenciales efectos colaterales. “Ama a tu prójimo” significa una expansión de la emoción y percepción humana que nos conecta con la fuerza del amor en la naturaleza. La fuerza subyacente que rige el sistema operativo de la naturaleza. Esta revelación nos llena de placeres divinos desde un nivel más elevado de conciencia en el que descubrir que todo fue creado para nosotros desde el principio.
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