John Lennon escribió: «La vida es lo que sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes». La historia de su vida demostró que tenía razón. Y hoy, la vida de la mayoría demuestra que tenía razón. De hecho, parece que la naturaleza se propuso interrumpir la vida de toda la humanidad.
La Covid-19 cerró economía, cultura, educación, entretenimiento, casi colapsó el sistema de salud, intensificó las tensiones políticas y raciales, aumentó la agresión y la violencia, interrumpió la producción de alimentos, la cadena de suministro y destrozó familias. Incluso ahora que se atenuó y podemos reanudar nuestra actividad, se atenuó sólo un poco y regresa con venganza cada vez que tratamos de volver a la normalidad usual de la era anterior a la Covid. Lo que comenzó como una especie de gripe súper infecciosa, que afectó principalmente a ancianos y personas con sistema inmunológico deficiente, se transformó en una amenaza que intimida a todos, en todas las edades, es demasiado contagiosa para contenerla y demasiado peligrosa para ignorarla.
Ahora, si queremos volver a la normalidad, será una normalidad muy pálida, anémica y bastante patética, en comparación con la vida acelerada que habíamos tenido hasta principios de la década actual. Parece que la naturaleza nos castiga e insiste en negarnos los placeres de la vida.
Pero sólo parece. Cuando un padre regaña a su hijo por no hacer la tarea, el padre no quiere castigar al niño, ¡sino ayudarlo! Todos los padres lo saben y muchos de nosotros lo recordamos de nuestra propia infancia, que, a menos que nos presionen, no queremos trabajar duro. Y como la tarea es un trabajo duro e indeseable, los niños la odian y no la harán sin la presión de los padres. Para los padres, es educación; para los niños, es castigo. Pero si los niños pudieran ver el beneficio que obtendrán con su esfuerzo, harían sus deberes con mucha más disposición.
Esto es lo que la naturaleza nos ha estado haciendo desde el cambio de década. Nos ha estado instando a estudiar y nos quejamos de su castigo. No nos está castigando; nos está guiando en la dirección correcta.
Con esa presión, la naturaleza nos enseña los hechos básicos de la vida: prósperas hasta que estés sincronizado con el entorno. Esto se aplica a todos los niveles de la realidad, desde las ondas a través del mundo material, hasta niveles no materiales de pensamiento, sentimiento y espíritu. Sincronía es que todo funcione como parte de un sistema. El sistema da absolutamente todo lo que necesita cada unidad. A nivel animal, da comida, refugio y reproducción. A nivel humano, es mucho más. El sistema en el que vivimos satisface nuestras necesidades físicas a nivel animal, pero también nuestras necesidades humanas, como educación, cultura y entretenimiento.
Si miramos de cerca, percibiremos que estas necesidades de nivel humano son justo lo que la Covid interrumpió el año pasado. Es exactamente donde nos habíamos estado comportando erróneamente y la naturaleza lo detuvo y nos permite ver lo que hicimos mal para que vayamos hacia donde podemos encontrar una satisfacción duradera, sostenible y más profunda.
De hecho, íbamos en la dirección equivocada: hacia adentro. Es como si percibimos sólo nuestro propio cuerpo y nos preguntamos por qué todo parece tan oscuro. Cada plan que hicimos fue sólo para complacernos a nosotros mismos y (en el mejor de los casos) a los más cercanos. Ignoramos el sistema, planeamos nuestra vida como si no existiera o peor, como si existiera sólo para servirnos, cuando en realidad el sistema es nuestro padre; estamos en él, nos nutre y dependemos de él para todo. Si lo estropeamos, invariablemente nos dañamos a nosotros mismos. Por eso, no es de extrañar que la vida, es decir, el sistema, suceda mientras hacemos otros planes, ¿Cómo puede ser de otra manera, si nosotros hacemos planes para nuestra felicidad egoísta, mientras que la vida planea para hacer felices a todos?
Si queremos planear nuestro buen futuro, primero debemos reconocer la «vida», es decir, el sistema integral e interconectado en el que nos encontramos. Si aprendemos a conectarnos positivamente con nuestro entorno, en particular con nuestro entorno social y no negativamente, para explotarlo en beneficio personal, el entorno nos favorecerá. El medio ambiente puede beneficiarnos más de lo que podemos beneficiarnos nosotros mismos. Lo único que tenemos que hacer es pensar en el beneficio del sistema y el sistema funcionará a nuestro favor.
Esto es lo que la naturaleza trata de enseñarnos. La vida tiene un plan para nosotros, una dirección clara. Si hacemos nuestros planes junto con la vida, la vida no será lo que suceda mientras hacemos otros planes, que, al final, sólo nos hacen daño.
Todos estos correos son una bendición para mi vida. Lo que nuca aprendí mucho menos entender lo importante de la solidaridad, unidad. Conexión con todo este sistema es grandioso!!!