Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

La Conferencia de Glasgow sobre el cambio climático, no cambia nada

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Cuatro activistas de Extinction Rebellion Glasgow University en el Memorial Gate de la Universidad de Glasgow, 29/oct/21 en Glasgow, Escocia.

A medida que el mundo se prepara para la Conferencia sobre el cambio climático, Glasgow 2021, cada vez más datos indican que los esfuerzos humanos, suponiendo que ha habido esfuerzos, han sido, en el mejor de los casos, insuficientes. Mientras los líderes mundiales divulgan muchas declaraciones sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la realidad les contradice. El Informe de la brecha de producción de la ONU rastrea la discrepancia entre la producción de combustibles fósiles planeada por los gobiernos y los niveles reales de producción global. El informe de este año revela que “a pesar de la mayor ambición climática y del compromiso Net-Zero, los gobiernos planean para 2030, producir más del doble de combustibles fósiles, de lo que sería consistente para limitar el calentamiento global a 1.5°C [2.7°F].»

Sin embargo, incluso si los gobiernos tuvieran la intención de cumplir con sus compromisos, no se revertiría el cambio climático. Si comparamos la cantidad de gases efecto invernadero que produce la humanidad, con la cantidad emitida por una erupción volcánica, por incendios forestales y el deshielo acelerado del permafrost en Alaska, Groenlandia, Canadá y Siberia, quedará claro que la naturaleza se encamina hacia un cambio climático acelerado con o sin nuestra «ayuda».

El cambio climático no es la única crisis que enfrenta la humanidad. Hay crisis en todas las áreas de la participación humana: tensiones internacionales y extremismo religioso en aumento; tensiones raciales y culturales dividen a los países desde dentro y la economía mundial se tambalea al borde de la estanflación. Si no es suficiente, el tenaz coronavirus aún perturba la vida y la recuperación económica en el mundo, las cadenas de suministro se están rompiendo y llevan a escasez de gas, alimento y otros productos básicos y por el cambio climático, los desastres naturales se intensifican en frecuencia y ferocidad. Es claro que debemos dejar de enfocarnos en problemas específicos y comenzar a pensar de modo más sistémico

El mundo está construido como pirámide. En la base de la pirámide está el nivel mineral, por encima está la flora, luego la fauna y el hombre en la cima de la pirámide. No somos parte del reino animal aunque, si bien nuestro cuerpo es similar al de los primates, nuestra mente nos permite reflexionar sobre el pasado, el futuro y hacer planes a largo plazo, para nosotros y para el planeta. Pero, a pesar de nuestra mente superior, no estamos «por encima» del sistema; somos parte de él. Como tal, afectamos a todos los niveles por debajo de nosotros. Por eso, cualquier mal funcionamiento en la parte superior, en el nivel humano, «se filtra» a toda la pirámide y estropea los otros niveles.

Es fácil ver que el problema radica directamente en la humanidad. Además, dado que los problemas abarcan todos los ámbitos de la participación humana, es evidente que frenar las emisiones de gases no resolverá nada. Si queremos arreglar el mundo, necesitamos arreglar a la humanidad. Cuando examinamos a la humanidad, cada persona tiene habilidades y rasgos únicos. En sí, estas características no son problemas sino ventajas. La diversidad de pensamiento, enfoques, cultura, ideas y creencias humanas, crea un tapiz cuyos hilos se entrelazan en una entidad poderosa que, teóricamente podría lograr todo. Por eso, el problema no está en la gente, sino en la forma en la que se conecta.

Actualmente, los hilos del tapiz de la humanidad tratan de romperse unos a otros. En lugar de fortalecernos, apoyarnos y animarnos mutuamente, competimos por la supremacía y el poder.

En lugar de trabajar para que la tela sea lo más fuerte y hermosa posible, tratamos de ser el hilo más fuerte, ¿es de extrañar que estemos agotados? ¿es de extrañar que estemos enfermos por las interminables luchas y la mala voluntad que nos rodean? ¿es de extrañar que la depresión sea la enfermedad más común de nuestro tiempo? Y finalmente, ¿es de extrañar que nuestro mundo, nuestro único hogar, esté arruinado? Ahora, creo que sabemos en qué debemos centrarnos realmente, cuando se trate de salvar a nuestro planeta.

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