Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

La epidemia de depresión global explicada como nunca antes

Países enteros están buscando soluciones, pero fallan al no reconocer el mecanismo subyacente. La «depresión» tiene que ser llenada, no silenciada.

Cuando la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, se enteró de que el 10% de sus ciudadanos se sienten solos, nombró por primera vez a una ministra de la soledad.

Lo que May llamó «la triste realidad de la vida moderna» es, de hecho, otro importante factor de la epidemia global de depresión que está en una espiral fuera de control. En el 2010, la Organización Mundial de la Salud predijo, que la depresión sería la segunda causa de enfermedad y discapacidad en el mundo para el año 2020. Pero en el 2017, la OMS ya declaró la depresión como la primera causa, indicando que es un fenómeno que se propaga más rápido de lo que podemos controlar.

Los médicos de familia consideran actualmente la depresión como una enfermedad moderna común y los antidepresivos como el tratamiento estándar. Los investigadores describen el problema a través de un conjunto de síntomas crónicos como tristeza, poca energía, pérdida de interés, pérdida de impulso sexual, insomnio, tendencias suicidas y otras.

Pero, ¿cuál es la fuente de estos síntomas? ¿A qué apuntan? ¿Y por qué le sucede a diferentes tipos de personas en todas partes en nuestra época? ¿Qué los hace sentirse tan desmotivados, indefensos, sin sentido y vacíos, hasta el punto de que muchos deciden poner fin a sus vidas?

Veo una tendencia evolutiva por debajo de los síntomas. Hay una razón más profunda que está causando que se extienda de manera exponencial la depresión de la humanidad, y tiene que ver con el funcionamiento interno de la naturaleza humana y cómo evoluciona.

 

¿Qué nos ha hecho perder el apetito por la vida?

Detrás del ámbito de la experiencia humana está la evolución de los deseos humanos. Es la fuerza impulsora que opera detrás de todo por lo que atravesamos como individuos y como especie. Nuestro deseo está constantemente evolucionando bajo la superficie, dando forma a la experiencia humana. Evoluciona desde los deseos animales corporales como comida, sexo y familia, a los deseos humanos sociales como, dinero, honor, poder y conocimiento. En cada etapa del desarrollo, los deseos dominantes organizan nuestras vidas, construyen nuestras sociedades y dan forma al espíritu de la época.

En el siglo XX, nuestros deseos principalmente nos llevaron a buscar una vida material cómoda y próspera. Nos enfocamos en cosas como desarrollar una profesión, formar una familia, comprar una casa, tener ahorros, viajar por el mundo, adquirir posesiones materiales, disfrutar de la cultura, etc. Los seres humanos vieron todo esto como fuentes de diversión y placer en su búsqueda de la felicidad.

Pero algo sucedió alrededor de los años 1970-80. La evolución del deseo humano entró en un nuevo nivel y las personas comenzaron a pedir un tipo de llenado cualitativamente diferente: encontrar el sentido de la vida misma y nuestro propósito como seres humanos.

Sin embargo, eso no significa que la mayoría de la gente pueda averiguar qué es este deseo o comprender el llenado que anhela. Lo que sienten es simplemente una devastadora sensación de vacío que anula todo lo demás, un vacío que lo absorbe todo. Por ello, todos los placeres con los que están familiarizados pierden su atractivo y ya no inspiran esperanza para alcanzar la felicidad. Este es el mecanismo subyacente en la tendencia global de la depresión.

Viendo el fenómeno de la depresión global como un síntoma de la evolución humana, aclara el porqué aparece en personas de todas las clases, culturas y naciones. Independientemente si son ricos o pobres, empresarios o amas de casa, jóvenes o viejos, alrededor del mundo.

 

La depresión es un vacío que no podemos llenar

 La depresión, como su nombre indica, es un vacío que no sabemos cómo llenar, porque cuando se trata la búsqueda del sentido y el propósito de la vida, la humanidad no tiene respuestas tangibles. Esta es la razón por la cual ninguno de los tratamientos que ofrecemos están actualmente diseñados para llenar este vacío, solo silencian el dolor temporalmente.

Las compañías farmacéuticas hacen que las personas dependan de los «antidepresivos» que no son más que sofisticados analgésicos. Los terapeutas que tratan la depresión ofrecen alivio temporal al tratar a las personas para que dejen de poner su atención en el vacío. Paralelamente, las religiones y los sistemas de creencias enseñan a las personas a tener fe, en lugar de esperar un llenado tangible.

 Pero a medida que el deseo por el sentido y el propósito de la vida continúe despertándose en masas de personas, esto nos llevará a la siguiente fase de la evolución humana. Tarde o temprano, tendremos que dejar de distraernos y aprender a desarrollarlo y ponerlo en práctica.

 

La clave es que estamos programados para conectarnos

 La epidemia de depresión global esencialmente nos dice que el nivel actual de la experiencia humana comienza a sentirse insípido e inútil, y tenemos que elevarnos a un nivel completamente nuevo de experiencia.

El nuevo y desconocido deseo que se está desarrollando, nos dirige a encontrar la conexión con la fuente de la vida. Esta es una fuerza que está más allá de nuestro ser individual, y la forma de establecer contacto con ella es a través de un nivel más profundo de conexión entre nosotros. En otras palabras, la conexión humana es la clave, o la entrada, a una nueva dimensión de experiencia humana, donde nos sentimos conectados entre nosotros a través de la fuente natural de vida que conecta y une toda la naturaleza.

No es casualidad que en las últimas décadas, muchos campos de investigación descubren que los seres humanos están naturalmente programados para la conexión y cuando activan este mecanismo natural se vuelven más sanos y felices.

Sin embargo, añado que no termina aquí. Si profundizamos en nuestra conexión inherente, donde comenzamos a sentir nuestra conexión innata como especie humana, comenzamos a encontrar resonancia con una fuerza más profunda de conexión en la naturaleza, y la conexión con esa fuerza de unión natural da el sentido al significado y propósito de la vida. Metafóricamente, piensa en lo que una célula de tu cuerpo sentiría por sí misma frente a su sentido sobre el significado y propósito cuando adquiere la conexión con todo el cuerpo.

Esto no es misticismo ni ninguna teoría intangible. El hecho es que cada niño comienza a preguntar sobre el sentido de la vida alrededor de los 5 años, y cada ser humano es una criatura social, nutrida y formada por la conexión con los demás. Lo que no vemos, es que mediante una conexión más profunda entre nosotros entramos en contacto con la fuente de nuestra vida y eso nos da la sensación de sentido, propósito y felicidad que anhelamos. Es así de simple.

 

La gente sintió esto antes y desarrolló un método

Desde la antigüedad, hubo individuos que sintieron el deseo por el sentido de la vida antes que el resto de la humanidad. En lugar de distraerse con sus teléfonos o televisores, estudiaron ese deseo, aprendieron cómo evoluciona y cómo llenarlo a través de la práctica de las conexiones humanas profundas. Ese método auténtico que desarrollaron se llamó más tarde «Cabalá» y no tenía nada que ver con hilos rojos, aguas sagradas o conceptos erróneos similares de los que hayas oído hablar.

Como alguien que se formó como científico y que se ha dedicado a esta sabiduría durante más de 40 años, no tengo la intención de ofrecer ningún alivio temporal a la epidemia de depresión. De hecho, digo abierta y honestamente que no desaparecerá. Veremos cada vez más y más países buscando soluciones a escala nacional. Continuará hasta que entendamos nuestra evolución como humanos y veamos que no es «el cáncer del alma», sino más bien los dolores de parto del alma.

Sin embargo, no necesitas pasar por una depresión para explorar el sentido y el propósito de la vida. Si sientes este deseo dentro de ti, te invitamos a desarrollarlo a través de la sabiduría de la Cabalá donde encontrarás respuestas y el llenado que buscas.

 

Imagen: «Melancholy», Andrew Mason (London, UK)

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