El sitio web de la Universidad de Oxford, Our World in Data (Nuestro mundo en datos) para el suministro de estadísticas confiables, publicó recientemente algunas cifras inquietantes sobre Estados Unidos. Prácticamente en todos los países del mundo, la esperanza de vida está aumentando. La única excepción notable es EUA. Allí, la esperanza de vida se ha estado reduciendo constantemente desde 2014.
Los atónitos investigadores, notaron que la disminución de la esperanza de vida de los estadounidenses es una tendencia, más que un «error estadístico», analizaron las razones de esta rareza y encontraron algunos hechos inquietantes. Las razones por las que la gente vive cada vez menos son principalmente sociales, no médicas ni económicas ni ambientales. Los estadounidenses se matan entre sí, se suicidan, mueren de sobredosis de opioides, obesidad y otras rarezas como mortalidad infantil frecuente y falta de acceso a medicamentos que salvan vidas, como la insulina. Estos dos últimos, también apuntan a problemas sociales y estructurales más que a problemas médicos o ambientales, pues no hay razón para que el país con el sistema de salud más desarrollado del mundo, no pueda eliminar, casi en su totalidad, la mortalidad infantil o dar insulina a quienes realmente la necesitan.
Creo que estos datos reflejan demasiado bien la crisis. Estados Unidos ha descuidado su trabajo social: el trabajo sobre las relaciones humanas.
Debemos entender que no hay país en el mundo como EUA. Hay tal diversidad de pueblos y razas en su población, que la convierte en un conjunto ecléctico de gente que no tiene nada en común y que a menudo, alberga antiguas hostilidades. Por eso, aquí, más que en cualquier otro lugar, educar para la unidad es vital para su supervivencia. Incluso iría tan lejos como para decir que, sin lograr una identidad uniforme, de la que carecen los estadounidenses por sus orígenes diversos, Estados Unidos no sobrevivirá.
Puesto que, desde el fin de la guerra civil, no lo han buscado de forma significativa, aún existen los mismos problemas que la causaron, junto con muchos otros que se han acumulado. Ahora, esos problemas están llevando al país al borde de una segunda guerra civil.
Estados Unidos proclama ser «la tierra de la libertad», pero ¿qué hacer si la libertad de uno es el sometimiento de otro?
«La inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud» (Génesis 8:21), lo sabemos. Si dejamos que nuestra inclinación se desate sin restricciones, explotará, abusará y matará indiscriminadamente. El liberalismo es una gran idea, siempre y cuando se libere a la gente en la medida en que se les haya enseñado a preservar y respetar la libertad de expresión y la seguridad de los demás, tanto como respeta y preserva la suya propia.
La Primera Enmienda, que ordena la libertad de expresión para todos, con demasiada frecuencia se implementa más en la línea de libertad de expresar odio hacia los demás y libertad de silenciar las opiniones que creo que están equivocadas. Este es un resultado directo de la liberación del ego, antes de aprender que liberalismo y libertad de expresión es que todos tienen derecho a expresarse, no sólo yo.
Así como no puedes dejar que un perro sin adiestramiento salga a la calle, no debemos dejar que el “perro sin adiestrar” que hay dentro de nosotros corra libremente, pues es probable que muerda y mutile a otras personas. Primero, debemos aprender a aceptar, luego a valorar y finalmente a apreciar nuestras diferencias. Debemos entender que nuestra diversidad puede crear malos entendidos y disgustos, pero si trabajamos correctamente, nos enriquece y contribuye a nuestra sabiduría como individuos y a nuestra fuerza como sociedad.
Puede ser que haya pasado el punto de no retorno y las divisiones en la sociedad ya sean irreparables. Puede que sea necesaria otra guerra civil para que se reconozca que aceptar, apreciar y admitir la diversidad pueden formar una sociedad sostenible, pero el hecho de que una nueva administración comience el próximo enero, independientemente de la identidad del presidente, requiere que yo haga un esfuerzo más y exprese mi opinión de que la educación para aceptar la diversidad es la base de la supervivencia de Estados Unidos, antes de que el líder del mundo libre se desvanezca en las llamas.
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