La extrema derecha está cerca del corazón de la gente

Foto: Giorgia Meloni, líder de los Hermanos de Italia, reacciona en la sede del partido, la noche electoral, en Roma, Italia, 26/sep/22. REUTERS/Guglielmo Mangiapane

El partido derechista Hermanos de Italia de Giorgia Meloni ganó las elecciones generales y los medios de comunicación de izquierda de Europa y más allá, están preocupados. La CNN describió al partido de Meloni como “el gobierno más de extrema derecha desde la era fascista de Benito Mussolini”. France 24 declaró que hay “un cambio ‘sísmico’” en Europa. Vox anunció: “La extrema derecha está teniendo un momento en Europa. En realidad, en todas partes”. Y al Wall Street Journal le preocupa que “el populismo de derecha pueda aumentar en Estados Unidos”.

Ciertamente hay cambio en Europa. Además de Italia, Suecia también eligió recientemente un Riksdag (parlamento sueco) de derecha, que probablemente elegirá a un primer ministro de derecha. Bulgaria también acaba de celebrar sus elecciones generales y allí también la derecha parece haber ganado la mayoría.

Incluso donde la derecha no ha ganado la mayoría de los votos, está ganando popularidad. Francia, España, Polonia, Austria, Países Bajos y varios otros países de la Unión Europea están viendo un rápido fortalecimiento de la derecha.

Aunque creo que lo que los medios de comunicación de izquierda y algunos políticos, describen como “extrema derecha” o incluso inclinación hacia el fascismo, no es ni “extrema” ni fascista. Es un resultado natural del resentimiento de la gente hacia Rusia y un cambio natural que ocurre de todos modos. El debilitamiento de la influencia rusa en Europa provocará más cambios y giros, pues muchos arreglos que se establecieron después de la Segunda Guerra Mundial, se están desintegrando y podemos esperar que sucedan muchos cambios más. Estos cambios bien pueden iniciar debates fronterizos renovados y pueden resurgir conflictos que han estado latentes hasta ahora.

Dicho esto, los líderes de derecha recién elegidos no se sienten fascistas ni extremistas. Más bien, se consideran conservadores y más inclinados hacia el estado-nación, que hacia la idea paneuropea. De cualquier modo, no veo a un líder tipo Mussolini surgiendo en Italia ni en Europa; demasiadas fuerzas impedirían ese desarrollo.

Europa se enfrenta a muchos retos: problemas sociales, inmigración no absorbida, desafíos económicos, escasez de gas y muchos otros desafíos que deberían preocupar a los europeos, más que la afiliación política de tal o cual líder. En general, Europa debería seguir unida, pero debería mejorar su unidad, no romperla. Los países deberían trabajar juntos en su futuro o podrían encontrarse a la par con los países del Tercer Mundo.

Para salir de la crisis, Europa debe buscar una unión real, a diferencia de la “unión” que existe actualmente, con uno o dos países dominantes y el resto obligados a obedecer dictados. Unión real es que la gente de diferentes países se sienta unida a pesar de las diferencias de idioma, cultura y a veces, incluso de fe.

No debería ser unidad contra un elemento externo, como el ejército de Rusia o la economía estadounidense. Debe ser unidad, porque la unidad en sí, es un valor noble que hace la vida más fácil y segura para todos. Las fronteras, eventualmente, deberían eliminarse por completo y las economías deberían integrarse.

Además, EUA debería involucrarse más en Europa, pero no de modo autoritario, sino para asistir, para unir a Europa. Me doy cuenta de que no es un escenario inmediato, pero la dirección es clara y cuanto antes la busque Europa, mejor para los europeos.

Otro punto interesante es que los líderes recién elegidos y en general, la gente de tendencia derechista, tanto en Europa como en EUA, tienen puntos de vista más favorables hacia Israel. Creo que es así, porque ven a Israel como un socio en lo que les gustaría hacer en Europa, es decir, consolidar los estados nacionales, en lugar de desintegrarlos, que es hacia donde parece dirigirse la izquierda en los últimos años.

No quiere decir que los partidos de derecha se esfuercen por romper la UE, sino por curarla del poder excesivo en manos de unos pocos a expensas de los Estados nacionales. Irónicamente, en estos días, parece que la derecha es la que aspira a la igualdad, mientras que la izquierda busca dotar a unas pocas figuras dominantes del poder para gobernar a toda Europa. Por eso, creo que la derecha no está lejos, sino más cerca del corazón y de los sentimientos reales de la gente y presenta el proceso saludable que está viviendo Europa