Recibí esta pregunta de mi alumno, pues se conmovió con la historia de una niña de siete años, que puso avisos de tráfico en los parabrisas de los autos de su vecindario, escribió «¡Te estacionaste muy bien!» y añadió un dibujo en forma de corazón.
Mi estudiante preguntó: ¿Por qué sólo a los niños se les ocurren ideas tan dulces?
De hecho, en muchos sentidos, los niños son más inteligentes que los adultos, porque cuando crecemos caemos bajo el control del ego, por eso no vemos adultos que sean tan agradables.
Por el momento, esta niña deseó expresar su inclinación al bien, pero podemos esperar que cuando crezca, su inclinación al mal, los deseos egoístas de beneficio a costa de los demás, también crecerán en ella. Y podemos esperar que dé otras cosas que podrían favorecer a algunos e ir en contra de otros. Podríamos esperar que se mezcle en la atmósfera divisiva que impregna nuestra sociedad, que adopte ciertas identidades grupales que se oponen y compiten y podría obtener resultados terribles.
Nuestra salvación del lío en el que estamos es que elevemos la importancia de la conexión por encima de la división. De lo contrario, nos acabaremos a nosotros mismos. Estamos dispuestos a lograr nuestro éxito en contra de los demás, pero no en contra del ego que reside en nosotros y que nos enterrará.
Por eso, debemos entender que hay algo mucho más importante en la vida que tener razón y que «el amor cubrirá todas las transgresiones». Si buscamos conectarnos positivamente, por encima de todo, veremos que nuestra vida será mucho mejor, más armónica, pacífica y alegre.
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