Hace algunas semanas, el Foro Económico Mundial se reunió en lo que se conoce como Foro de Davos, aunque este año fue en línea. El tema de este año fue “El gran reinicio”, un gran plan para salvar el mundo o, como lo describe el foro, “Hay necesidad urgente de que las partes interesadas globales cooperen … Para mejorar el estado del mundo, el Foro Económico Mundial está comenzando la Gran iniciativa de reinicio».
Muchas cosas están incluidas en este plan, el objetivo formal, por supuesto, es salvar la economía mundial. Pero a la luz de la creciente desconfianza entre la población en general y las grandes tecnologías, empresarios y magnates del dinero que tienen la llave de la economía, la gente está preocupada por su futuro. No confía en que estos magnates tengan en mente su independencia, libertad ni tampoco, su sustento.
Personalmente, no creo que la gente pase hambre ni que, de una forma u otra, se les quiten sus propiedades. Ese proceso no puede suceder a menos que la gente lo desee y lo acepte, después de un proceso educativo largo y completo y cuando esté segura de que será en su beneficio. De lo contrario no funcionará, igual que en la Rusia soviética, nunca funcionó.
No es que atribuya ningún mérito moral ni a magnates del dinero ni a líderes mundiales del Foro de Davos; es que creo que la idea no es práctica. Incluso un nivel más bajo de intercambio, como el mercado europeo, falló, por eso creo que estas iniciativas no merecen pensarlas de nuevo. Es decir, sus defensores obtendrán unos pocos millones de dólares para trazar sus planes e implementarlos, pero sólo se desperdiciará el dinero.
La Covid-19, la razón oficial para iniciar el proyecto “Gran iniciativa de reinicio”, realmente nos cambió y seguirá cambiándonos. Aunque, no nos cambiará de la forma en la que imaginan los asistentes a Davos. Creo que seguiremos teniendo las mismas necesidades básicas de la vida, comida y refugio, pero lo demás cambiará. El dinero y el poder, que ahora son la mayor aspiración de la gente, perderá su brillo. Los títulos académicos, que tanto se apreciaron hasta hace muy poco, parecerán inútiles. La humanidad pasará por un ajuste profundo y los objetivos que la gente mantuvo en alto hasta la llegada de Covid se atenuarán y parecerán aburridos y sin sentido.
El reinicio no ocurrirá en la vida material de la gente, sino en su corazón. Habrá comida, pero la vida no tendrá sabor. Moda, accesorios, autos lujosos, casas caras, viajes, eventos deportivos y restaurantes, todo lo que define lo que llamamos “buen vivir”, sabrá a arena.
Aquí es donde comenzará el gran reinicio. Cuando la vida material se atenúe, la vida espiritual comenzará a brillar. Y por vida espiritual, me refiero a la vida que existe entre nosotros, en nuestra conexión de corazón a corazón. Hasta que lo superficial pierda su brillo, nos daremos cuenta de que nos extrañamos, que queremos y necesitamos la compañía y el apoyo de los demás. Aquí es cuando comenzaremos a desarrollar verdaderas relaciones, verdaderas amistades y un mundo hermoso se abrirá para nosotros.
El reinicio no será un reinicio, sino la instalación de un nuevo sistema operativo. En lugar de agotar nuestra energía subiendo la escala social, nos llenará de energía hacer nuevas conexiones. Nuestro corazón se abrirá hacia los demás y a medida que fortalezcamos nuestros lazos, nuestros esfuerzos nos recompensarán con más vigor del que habíamos gastado construyendo esos nuevos lazos, pues los lazos mismos nos vitalizarán, así como nunca te cansas entre buenos amigos.
No debemos temer la pérdida de viejas visiones. Eran ilusiones. La vida real espera a que abandonemos nuestras falsas esperanzas. Sólo así, la comida será abundante y la vida más sabrosa.
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