El espacio parece ser demasiado pequeño para Elon Musk, el hombre más rico del mundo. Tras hacer realidad los viajes espaciales privados, su siguiente objetivo es conquistar el planeta de la información. El magnate de los negocios ofreció comprar Twitter por 43 mil millones de dólares, porque cree en su potencial como plataforma global para la «libertad de expresión” ¿hará realmente un mundo más libre, más abierto?
La batalla por la administración de Twitter probablemente acaba de empezar. La propuesta y las declaraciones de Musk crisparon los nervios de los miembros del consejo de la compañía y ya están tomando medidas para evitar que el multimillonario compre esa red popular.
Si una vez, las redes sociales y los medios de comunicación en general, intentaron mantener las apariencias como plataformas de pluralismo y libertad de expresión, ahora es claro que la libertad de expresión está en venta y que quien controla las acciones, controla la información.
La gente lee el periódico, se desplaza por las redes, escucha muchas narraciones y cree que selecciona su enfoque del mundo. Es ridículo, porque la libertad de expresión y la libertad de prensa no existen en la realidad, nunca han existido. La narrativa siempre ha sido determinada por el que paga. El que ordena las «noticias», establece la agenda e influye en la opinión pública. Así ha sido y así será.
De hecho, es mérito que Musk y otros ricos luchen por el control, ahora que entendemos que no hay libertad de expresión. Entendemos con mayor claridad quién mueve los hilos y toma las decisiones entre bastidores. Mientras que en el pasado los centros de control eran anónimos, ahora todo es transparente y sabemos claramente qué periódico y qué red pertenece a quién.
El siguiente paso que cabe esperar es que todos los ricos se unan y tengan el control en una sola mano. Aunque si mañana el presidente Biden domina los medios o el expresidente Trump, que actualmente está vetado en Twitter, vuelva a tener una actividad acelerada en las redes sociales o mil líderes más ocupan su lugar, no cambiaría nada. Hay intereses creados por encima de ellos y el capital fluye de sus manos y ellos son los accionistas de control. Por eso, no hay ninguna esperanza realista para la libertad de expresión.
Incluso si hubiera esperanza para la libertad de expresión, ¿qué verdad libre podrían decirnos los medios? ¿que hay guerras aquí y allá? ¿y qué podrían hacer al respecto? ¿podrían dar consejos para salir de los problemas? ¿podrían hablarle al mundo de su buen futuro?
Mientras tanto, ningún líder, periódico o red logra que en el mundo haya paz ni reconciliación. Por el contrario, todos buscan sólo sus intereses personales. Y aún no nos atrevemos a admitir la verdad simple: que sólo se puede encontrar un buen futuro cuando hay vínculos cordiales entre los pueblos. Las guerras que se intensifican ahora con el auge del ego o del interés personal, no tienen ningún futuro que ofrecer; de hecho, lo único que pueden prometer es nuestra destrucción.
Para salir del ciclo de guerras y peleas interminables, Twitter y otros medios similares deben difundir la viabilidad de la paz y la reconciliación mutua. Podrían desempeñar un papel importante en la formación positiva de la opinión pública y la percepción de la realidad de la sociedad con ejemplos del pasado y del presente sobre los beneficios de mejores relaciones humanas. Hasta ahora, este objetivo parece tan lejano como el espacio.
Muchas gracias. DIOS los bendiga grandemente.