La ira no es lo único que pasa por la cadena de transmisión en Estados Unidos durante las protestas a nivel nacional, por el asesinato de George Floyd. Los nuevos brotes de coronavirus debido a la gran afluencia de personas en las manifestaciones masivas parecen inminentes, advierten expertos en salud. El instinto humano más básico, el sentido de preservación, para evitar mayor contagio, fue eclipsado por la furia de la multitud de manifestantes que se unieron para exigir justicia. ¡Ojalá un impulso interno tan intenso se transformara en el motor de amor que cubra a toda la nación y se den cuenta de que la fuerza de Estados Unidos reside en su diversidad!
Como indican informes recientes, el propio Floyd dio positivo por anticuerpos contra el coronavirus, de una infección previa. Aunque puede que nunca se sepa si esto jugó un papel en su muerte a manos de la policía, su caso es simbólico de las dos principales luchas que afligen a EUA hoy: las tensiones raciales que desataron disturbios sociales incendiarios y cuyo fin aún no está claro, más una pandemia mortal que ya cobró más de 100,000 vidas.
Una vacuna contra el virus COVID-19 puede estar disponible en el futuro cercano, pero ¿qué pasa con una vacuna para curar la ruptura dentro de la sociedad? Incluso si deja de haber las protestas masivas, la calma sólo será temporal, ya lo hemos visto en movimientos anteriores, a lo largo de la historia. Por eso, se debe identificar una solución a un nivel más profundo, en su causa raíz.
La raíz del problema se encuentra en la naturaleza humana, el deseo de sofocar la diversidad en lugar de abrazarla. Estar unidos como sociedad, no es sinónimo de que todos los miembros sean idénticos. El conjunto se compone de la inclusión de diferentes formas, colores y caracteres que se complementan entre sí para crear una singularidad brillante. Ese estado de totalidad, sólo se puede alcanzar con amor.
Para alcanzar el amor, toda la sociedad debe participar en una transformación revolucionaria, donde nuestras diferencias se cultiven y se abracen por encima de la inclinación natural a la competencia divisiva y a la envidia destructiva. Divergencias, contradicciones y variaciones, deben ser los ladrillos utilizados para construir puentes de conexiones afectivas basadas en confianza, respeto y apoyo mutuo.
El techo que protege todas las diferencias, sólo puede ser el amor, nunca orgullo ni arrogancia ni violencia. Como lo escriben nuestros sabios, «El amor cubre todas las transgresiones». Necesitamos amarnos más allá del cuerpo físico y de la piel, amarnos y conectarnos con el corazón del otro. Así, veremos que todos somos parte de un sistema, el sistema de la naturaleza.
No es casualidad que hayamos sido creados con diferentes atributos y características. Nada en la naturaleza ocurre al azar. Cada acción y elemento de la creación tiene un propósito, incluyendo la existencia de opuestos. Los contrastes existen para poder ejercer nuestro libre albedrío y hacer esfuerzos conscientes hacia la conexión.
Sólo cuando se resiste a la separación, una nación puede volverse saludable. Por lo tanto, la salud de Estados Unidos depende de los esfuerzos que hagan para lograr obtener unidad y garantía mutua. Todos deben ser garantes de la integridad y prosperidad de su vecino. Así, las sociedades eliminarán todas las enfermedades sociales.
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