Cientos de cohetes, víctimas mortales, heridos, hogares gravemente dañados y ciudades enteras cerradas. Los palestinos en Cisjordania y los árabes israelíes en todo el país golpean y apedrean a civiles judíos, atacan a agentes de policía, intentan disparar y embestir a los soldados y linchar a gente en su automóvil. Así es Israel hoy. Podemos quejarnos de los informes sesgados y antisemitas que muestra la prensa o de que la administración Biden permite que sucedan estas cosas e incluso, tácitamente las apoya, pero no son el problema; son el síntoma. Si en un momento tan crítico, nos permitimos entablar discusiones infantiles y argumentos del tipo “te lo dije”, somos nosotros los que fomentamos la violencia; somos los facilitadores.
¿Cómo podemos resolver nuestros problemas de seguridad si nos metemos el pie unos a otros? Nuestra propia división es el combustible de nuestros enemigos. Si queremos estar en un lugar diferente mañana, tenemos que empezar a ir allá hoy. Pero cuando todos señalan a los demás con el dedo acusador y dicen «Sólo yo conozco el camino», es evidente que nadie lo conoce y nada mejorará.
El choque entre judíos y árabes es tan antiguo como nuestros esfuerzos por restablecer el Estado judío hacia fines del siglo XIX. Pero su nivel de actividad contra nosotros depende de nosotros, no de ellos. Cuando estamos unidos, están más tranquilos; cuando estamos divididos, se levantan con intenciones asesinas.
Si queremos que cambien, necesitan nuestra influencia positiva. Necesitan sentir que hay amor dentro de nosotros, así ellos y el mundo con ellos, correrán hacia nosotros. Pero cuando hay odio y lo proyectamos, obtenemos odio.
El libro Kol Mevaser dice al respecto: “Esta es la garantía mutua por la que Moisés trabajó tan duro antes de su muerte: unir a los hijos de Israel. Todos en Israel son garante de los demás [responsables unos de otros], es decir, cuando están juntos, sólo ven el bien». Asimismo, el libro Binah LeItim afirma: “El fundamento de la iniquidad del malvado Amán … es lo que argumentó, ‘Hay cierto pueblo esparcido y disperso’, etc. Arrojó su inmundicia diciendo que esa nación merece ser destruida, pues la separación reina entre ellos, todos están llenos de contiendas y disputas y cada corazón está lejos del otro. Sin embargo, Él dio la cura antes del golpe (tomó medidas preventivas)… apresuró a Israel a unirse… ser uno, como un hombre, eso fue lo que los salvó, como el versículo, ‘Ve, reúne a todos los judíos’”.
En consecuencia, cuando nos unamos, veremos que el mundo mejora su actitud hacia nosotros. Además, veremos que nuestras esperanzas de paz y de un buen futuro están en nuestras manos y todo lo que tenemos que hacer es aprender a activar nuestro poder secreto: unidad interna. De hecho, la paz comienza en el interior.
Muchas gracias 🌹 la paz interior ha Sido una búsqueda incansable. Con la ayuda de Dios perdiste en esa búsqueda. Dios los bendiga grandemente 🙏