El diccionario británico Collins eligió «permacrisis» como palabra del año 2022. La palabra «permacrisis» describe «un periodo prolongado de inestabilidad e inseguridad». Es una de las varias palabras que Collins usa para referirse a la crisis en curso, entre las que se incluyen: inestabilidad política, guerra en Ucrania, cambio climático y costo de la vida. Yo creo que, aún no es una crisis; más bien, es promoción para lo real. Aún faltan algunos años para la crisis real, pero el declive hace tiempo que comenzó.
Las crisis no son ineludibles. Si nos propusiéramos, las evitaríamos. Pero como sólo nos preocupan nuestros intereses, no podemos ponernos de acuerdo en soluciones globales. Aunque, cuando se desencadene la verdadera crisis, no distinguirá y nos golpeará a todos.
Por ahora, la humanidad o al menos la parte rica, la parte que puede evitar que la humanidad se deslice hacia el abismo, realmente no está sufriendo. Puede ver nubes en el horizonte, pero a falta de peligro inmediato, fluye con la corriente. ¿Hacia dónde vamos? Nadie lo sabe, pero no será nada bueno.
Para resolver las crisis no necesitamos conocimientos particulares ni habilidades especiales, tampoco mucho dinero. Lo único que necesitamos es deseo de unirnos y trabajar juntos para buscar soluciones. Con el espíritu de acuerdo, se marcará la diferencia. Porque la división es el problema, la cohesión es la solución. Es lamentable que no podemos ni queremos ponernos de acuerdo y nos dejamos llevar por la corriente. Pero, debemos recordar que la corriente nos lleva a la cascada.
No es que estemos especialmente hastiados por las múltiples crisis que afligen a la humanidad. Es propio de la naturaleza humana esperar hasta el último minuto, aferrarse a lo conocido y esperar un mejor giro. Pero no hay un mejor giro, interpretamos «mejor», como lo «mejor para mí» y la vida promueve lo mejor para todos.
Si nos preocupáramos por los demás y quisiéramos mejorar la vida de todos, nos alinearíamos con la realidad y eliminaríamos las crisis. Las crisis personales y locales desaparecerían, porque las crisis que nos rodean desaparecerían, pues todas surgen, como dijimos, de la intransigencia y de la obstinación.
Por eso, la permacrisis no se debe al cambio climático ni a guerras locales ni a la inflación. Es el resultado del narcisismo. Cuando dejemos de intentar mejorar las cosas sólo para nosotros y empecemos a buscar formas de ayudar a todos, nos ayudaremos también a nosotros y la permacrisis se convertirá en permapaz y satisfacción duradera.
Excelente análisis doctor Laitman, creo que encaja perfectamente bien en el nuevo paradigma que viene para la humanidad. Estamos ante el inicio de la debacle de las estructuras político, religioso y económicas, y en busca del nuevo liderazgo para la sociedad por el derrumbe del actual sistema. Está usted en lo correcto, cuando dice que nadie sabe hacia dónde vamos, pues considero que lo único cierto es lo incierto.