La primera ministra de Túnez podría marcar el comienzo de una nueva Primavera Árabe

Kais Saied, presidente de Túnez, se reúne con la recién nombrada Primera Ministra Najla Bouden Romdhane, en Túnez, Túnez, 29/sep/21. Presidencia tunecina/vía REUTERS

El 29 de septiembre, el presidente de Túnez, Kais Saied, nombró a la profesora de geología Najla Bouden Romdhane, nueva primera ministra del país. El elemento de interés periodístico de esta historia es que, en un momento de intensificación de la intolerancia dentro del mundo musulmán, un país musulmán nombra a una mujer como primera ministra. Creo que es una decisión sabia que puede ser de gran beneficio para Túnez y espero que, nombrar a la profesora Romdhane para este alto cargo, marque el comienzo de una Primavera Árabe, nueva y positiva.

Si bien, no me corresponde especular sobre el motivo del presidente Saied para elegir a una mujer para el puesto, no tengo ninguna duda de que, en esencia, una mujer es la elección natural para una tarea administrativa. Finalmente, ¿Quién dirige la casa? La mujer. Aunque el hombre suele ser considerado el jefe de la familia, la verdadera ama es… bueno, la señora. Puede estar detrás de su hombre, pero desde ahí, dirige a su marido y todo lo demás.

Desde los tiempos bíblicos, el hombre recibió instrucciones de seguir a la mujer cuando se trata de tomar decisiones. En el caso de Abraham, por ejemplo, «Dios le dijo a Abraham … ‘todo lo que diga Sarah, escúchalo'» (Génesis 21:12).

Por eso, creo que elegir a una mujer para gobernar un país árabe, es una buena elección. No tengo ninguna duda de que enfrentará obstáculos. Tendrá que demostrar su valía ante su pueblo y ante los líderes árabes donde quiera que vaya. Sin embargo, es una revolución bienvenida que creo que eventualmente tendrá éxito.

Es hora de que incluso las culturas musulmanas fundamentalistas comiencen a reconocer el poder único de la mujer y que su palabra tiene mérito y peso. En todo el mundo, podemos ver el impacto de la mujer en todos los campos, es hora de que también llegue al mundo musulmán.

Algunos países se enorgullecen de ser progresistas, cuando en realidad, ponen un techo de cristal sobre la cabeza de la mujer y bloquean su ascenso en las filas del gobierno. Creo que esos países pierden. En el arte de gobernar, como en la casa, ignorar la opinión de la mujer es una gran pérdida.

Está escrito en El libro del Zóhar (Beresheet 2): “Y el hombre dijo: ‘’Es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne’ … Y comenzó a alabarla, ‘Se llamará mujer porque no hay otra como ella, es la gloria de la casa’”.

De hecho, la mujer a la cabeza de un país, se relacionará con el país, como se relaciona con su hogar. Los ciudadanos serán como sus hijos. Si se comporta como mujer, en lugar de tratar de encajar en el estereotipo masculino, se ocupará de cada pequeño detalle que esté bajo su influencia.

A diferencia del hombre, la mujer puede hacer múltiples tareas de forma muy natural. El hombre debe concentrarse en una tarea a la vez, para poder hacerla bien, la mujer puede hacer múltiples tareas al mismo tiempo, sin perder la concentración en ninguna de ellas.

Por eso, tengo la esperanza de que este cambio grato se filtre a más países musulmanes, incluida la sociedad árabe aquí en Israel. No tengo ninguna duda de que no será fácil, pero al final, si las mujeres se suman al liderazgo de los países, serán decisivas y promoverán soluciones efectivas a las múltiples crisis que azotan nuestro mundo.