Hace poco recibí una invitación del Ministerio de Salud para ir a cierto centro de vacunación en mi país, Israel, para recibir mi tercera vacuna. Me quedé en la fila durante, tal vez media hora, antes de que llegara mi turno, pero una vez que estuve dentro, todo terminó en menos de un minuto. Me dijeron que esperara de 10 a 20 minutos después de la inyección para estar seguro de no tener efectos secundarios, pero no tuve paciencia. Me sentí bien, sólo un poco cansado de estar parado afuera durante media hora, así que volví directamente a la oficina para prepararme para mis programas diarios.
Sólo podemos culparnos a nosotros mismos por la cuarta ola que está arrasando ahora en Israel. Si hubiéramos estado más unidos, esto no habría sucedido. Desde la perspectiva espiritual, el virus no es un problema médico, sino una prueba para nuestra unidad y estamos fallando. La regla en espiritualidad es que, si trabajamos juntos, estaremos seguros, pues nuestra unidad nos hace iguales a la fuerza unida que crea vida. En la sabiduría de la Cabalá, se llama «Yo habito entre mi propia gente».
RABASH, mi maestro, me enseñó, con el ejemplo y con palabras que debemos obedecer lo que dicen los médicos. Si hay disputas, sigue la directiva del gobierno. Para él, era el significado de habitar entre su pueblo. RABASH no se sumergía en las complejidades de los medicamentos que le administraron; sabía que tenía que seguir las órdenes del médico porque era lo correcto en el sentido espiritual.
Como él, no me meto en la cuestión de si la vacuna funciona o no, si hay motivos ocultos detrás de ella o no, ni en ninguna otra cuestión. Todo lo que sé es que el gobierno israelí recomendó que se vacunara a cualquier persona mayor de 60 años y me llamó para que fuera a hacerlo un día determinado en un lugar determinado.
Por eso, lo hago para estar entre mi pueblo, el pueblo de Israel. Para mí, es una expresión de mi deseo de unirme a mi gente. Si todos hubiéramos tenido el deseo de unirnos, no hubiéramos llegado a esto; hubiéramos eliminado el virus. Es una prueba en la que fallamos todos los días. Mientras sigamos fallando, el virus seguirá propagándose y ninguna vacuna, medicamento o cualquier otra medida ayudará.
Si con el virus no aprendemos a unirnos, vendrá otro golpe más siniestro y agresivo que Covid. Si no aprendemos del segundo golpe, nos caerá un tercero, peor que los dos anteriores. Cuando aprendamos que nuestro único remedio es la unidad y elijamos la unidad por sobre todo, nuestros problemas se detendrán.
Muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏🌹🙏
Gracias!