Galicia es una amplia y hermosa región del norte de España, y en su centro se encuentra el municipio Narón. Las calles de Narón son estrechas y llenas de transeúntes, y en la zona de diversiones hay una gran variedad de restaurantes y bares. Parece que el ambiente urbano-rural en las costas del océano Atlántico y la cocina galiciana, muy conocida por su riqueza, incrementa la pasión que despiertan sus platos.
Según la Asociación Española de Cardiología, Galicia es una zona con el número más grande de españoles que sufren de sobrepeso. Entre los 40 mil habitantes de Narón, 9000 sufren de sobrepeso y 3000 sufren de obesidad. Estos datos incentivaron a los miembros del consejo local a promover una revolución saludable y desafiar a los habitantes obesos a perder en conjunto cien mil kilos hasta el 2020.
Miles de los ciudadanos del pueblo de Narón, desde ancianos hasta niños, retiraron de sus menús las patatas fritas y comenzaron una actividad física especial y a seguir dietas personalizadas, especialmente con la ayuda de médicos locales, en su lucha juntos en contra del sobrepeso.
La obesidad, especialmente en los niños, es una gran epidemia en el siglo 21, y las cifras son realmente alarmantes: según los datos presentados en el informe del OECD en el año 2017, uno de cada cinco adultos y uno de cada seis niños en los países desarrollados sufre de sobrepeso u obesidad.
A principios del mes, la Organización Mundial de la Salud alertó sobre los peligros del sobrepeso, que puede causar serias enfermedades y acortar así la expectativa de vida. En Europa, este tema no deja de aparecer en los titulares. En Israel, más de medio millón de niños tienen problema de sobrepeso, y en Estados Unidos, un 40 % de los niños y uno de cada tres adultos lo sufren.
Según la opinión de los especialistas, las causas de la obesidad son variadas: factores genéticos, metabólicos, conductuales y sociales. La agresiva promoción de productos alimenticios y las publicidades que promueven el ideal de belleza “lo delgado es hermoso”, no nos ayudan a mantener nuestra salud. Eventualmente, los médicos determinan que la causa básica de la obesidad es un equilibrio energético positivo, es decir un consumo de energía (calorías) mayor que un gasto de energías (actividad física). La era moderna se caracteriza también por el consumo de comida rápida y alimentos elaborados, bocadillos, golosinas y bebidas dulces, que proveen muchas calorías pero muy pocos nutrientes importantes.
Según la sabiduría de la Cabalá, el factor principal de la obesidad es la sensación de vacío que existe en el humano. En la era global contemporánea todos vivimos detrás de las pantallas, aislados y aburridos. Todo se halla al alcance y solo hay que pulsar un botón y ya casi no hay algo novedoso que nos llame la atención. Además, las relaciones entre nosotros se van desgastando y ni la mayor de las abundancias puede calmar la intensa sensación de hambre de contacto humano, de un abrazo, de un sentimiento.
Nuestro deseo, que ha crecido incesantemente, ha llegado a su fin. Si anteriormente sentíamos satisfacción con la comida, el sexo y la vida familiar, y luego nos llenábamos con placeres como dinero, honor, conocimientos, paseos, fiestas y demás, hoy ya no tenemos con qué satisfacer ese deseo de recibir placer constantemente que aún nos devora. Estamos al borde de la desesperanza de poder hacer algo por nuestros propios medios, y se despiertan en nosotros preguntas como: ¿Cuál es el sentido de la vida?, ¿para qué estamos aquí?, ¿qué significado tiene la vida?, etc.
Cuando no recibimos respuesta a estas preguntas, y las artimañas de los publicistas y vendedores ya no nos incentivan, tratamos de acallarlas con comida. La saciedad temporaria, la serotonina que se libera en el cerebro, nos dan una sensación de llenado ficticio que se torna en sensación de culpa, de frustración y de auto-piedad, que vuelven a despertar las mismas preguntas dolorosas en un círculo vicioso que afecta nuestra salud. Algunos tratamos de luchar contra el vacío haciendo deportes, dietas o compensándonos con compras de ropa nueva, pero en realidad, nada puede llenarnos por mucho tiempo, y es obvio que la comida no puede hacerlo. Así subimos de peso, así bajamos de peso. Vivimos.
Los habitantes del pueblo de Narón, como una metáfora de la humanidad, adelgazarán, se sanarán, se alegrarán y endulzarán en algo sus vidas. Pero la pregunta sobre cuál es el sentido de la vida, probablemente se esfumará. La dieta solo la reprimirá, pero la pregunta en sí quedará latente.
El cambio, dice la sabiduría de la Cabalá, llegará sólo cuando dejemos de temer formular las preguntas más dolorosas. Entonces encontraremos un verdadero llenado a este vacío. La satisfacción real puede llegar solamente de una reconstrucción correcta de las relaciones positivas que tenemos con nuestro entorno. Cuando haya amor, aceptación y atención positiva; cuando encaremos nuestro destino personal y social, no necesitaremos la comida como escape, y consumiremos únicamente lo necesario para mantener una condición física saludable. Cuando estemos ocupados en deseos más elevados dejaremos de abusar de la comida, y el fenómeno de exceso de alimentos y la obesidad, se solucionarán por sí mismos.
Para eso se necesita un proceso educativo constante, para que nos dediquemos a la esencia de la vida, lo cual suplantará gradualmente la atención del hombre a todo lo referente a la apariencia física, para que nos libremos del culto al cuerpo y su forma. Debemos formar una sociedad que aprecia al hombre según sus cualidades interiores. Debemos conectarnos y cooperar para crear normas sociales nuevas que influyan a cada uno y nos eduque a consumir alimentos sanos y en cantidades equilibradas.
El mecanismo del equilibrio, en cualquier aspecto, depende de un grupo de personas cuyo compromiso hacia la colectividad es una fuerza más potente que el deseo individual. Por esto, no basta enfrentarse a las dificultades de modo personal, sino que debemos unirnos y cambiar las características de la educación. Así, lo mejor que podría hacer el pueblo de Narón es agregar un valor educativo a su agenda diaria, basado en nuevas normas sociales de solidaridad y conexión entre las personas. Así, finalmente, todos los aspectos de la vida cobrarán un nuevo sentido.
Imagen: Reuters