La tragedia de Merón

Un Shabat difícil y triste para el pueblo de Israel tras el desastre del Monte Merón. El corazón se encoge al pensar en los muertos sin sentido, en las familias que se quedan sin padre, hermanos, hijos. Una gran festividad que de repente se convirtió en una tragedia nacional.

Es lamentable que no hayamos podido prepararnos de antemano para los eventos de múltiples participantes de una manera ordenada y segura que evite una pérdida tan dolorosa, y estoy seguro de que se llevará a cabo una investigación exhaustiva.

Por un lado, es gratificante que masas de personas se sientan atraídas a este lugar sagrado donde está enterrado el autor del Libro del Zóhar, el Rabí Shimon Bar Yojai.

El pueblo de Israel está azotado por un doble golpe: a nivel humano, un verdadero fracaso organizacional, e internamente, una crisis educativa, espiritual y de valores.

Precisamente cuando el dolor es grande y el corazón duele, hay que apresurarnos a hacer una cuenta mental, a preguntarnos qué es realmente este lugar, qué lo hace sagrado, qué simboliza, y para qué sirve. El resultado deseado de una investigación tan profunda es como está escrito: «Todo está en manos del cielo, excepto el temor del cielo», y este temor nos falta mucho hoy como pueblo.

Lag B’Omer es un día sagrado, y Merón es un lugar sagrado, pero también debemos ser un pueblo santo, conocer el alma y la obra de Rabí Shimon, multiplicarnos y profundizar en el Libro del Zóhar que él escribió para nosotros sin miedo, porque de lo contrario, su santa enseñanza, que imparte el amor a los demás, puede convertirse en desprecio.

Israel debe saber lo que contiene el Libro del Zóhar, escuchar entre las palabras de por qué es un pueblo especial, un pueblo elegido. 

Todos los grandes hombres de Israel, los líderes de la nación, los cabalistas y los profetas nos escribieron y nos mostraron cómo toda la realidad nos apunta con un dedo acusador, tanto las naciones del mundo como el poder supremo, y nos dice que es un pueblo especial, pero no cumple el papel único que se le ha asignado. Debemos unirnos y ayudar a que esta unión permee al mundo entero, ser un ejemplo de conciliación, evitando el instinto maligno hacia la separación. De lo contrario, como escriben nuestros sabios, llegarán calamidades al mundo.

Siento una gran pena por esta tragedia y, sin embargo, oro y pido que seamos educados y comencemos a aplicar nuestro papel espiritual, que abramos nuestros corazones y escuchemos las palabras del Zóhar: «Todos los amigos en los días de Rabí Shimon Bar Yochai, el amor del alma y el espíritu estaban entre ellos. Y debido a esto en su generación, los secretos de la Torá fueron abiertos. Él diría, todos los amigos que no se aman, se causan a sí mismos no seguir el camino derecho. Y así causan daño a la Torá. El amor, la hermandad y la verdad están en ella» (Zóhar para el pueblo).